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Las cuentas pendientes del 15M

Hemos asistido al quinto aniversario del 15M. Ha tenido mucho bombo y mucha autocomplacencia por algunos de los que fueron sus protagonistas y que luego se han embarcado en diversas aventuras políticas, algunas exitosas. Unas pocas personas de a pie que siguen en las mareas, haciendo su trabajo, y con sus reivindicaciones reconocen que hay muchos asuntos pendientes.

En aquel clima electoral en el que Zapatero estaba en pleno declive „con crisis económica y financiera que jamás habíamos conocido„ la protesta invadió plazas y calles. Nada más normal, se reconoce, pero causó estupor porque algunos albergaban la sospecha de que una generación estaba despolitizada, y nada más lejos de la realidad. La generación mejor formada de la democracia no estaba dormida. Pronto se vio que no sólo despertaba, sino que amenazaba el propio sistema con su desafío, mostrando su insatisfacción y proponiendo otras formas de participar en la política y en la gestión.

Los niveles de desempleo, la pauperización „la desigualdad„ iban a crecer en un año o dos (ya con Gobierno del PP). También las nuevas leyes iban a abaratar los salarios, hacer más precarios los empleos, aumentar los impuestos, hacer crecer el endeudamiento, mucho más allá de lo que se creía un límite peligroso€ Y cinco años después no nos hemos recuperado a pesar de lo que gallean los líderes y, sobre todo, los ministros, en plena campaña (repetición o adelanto electoral y nada de segunda vuelta a la francesa, que se habría de dirimir, en ese caso, entre los dos más votados; el PP y el PSOE).

No hemos vuelto siquiera a los niveles de empleo y sueldo de 2011. Tampoco a la capacidad adquisitiva. Y me temo que va para largo. El desempleo juvenil está en porcentaje escandaloso. La inversión en universidad, en sanidad, en dependencia... ha bajado, de ahí el aumento de tasas, abandono y marginación. Y para pagar las pensiones y el paro (mucho menos gente con cobertura) se ha vaciado la caja de reserva en miles de millones, lo que creará dentro de pocos años un problema más grave. Espanta, pero no se afronta (no hay una mayoría estable o no hay un consenso de cómo abordarlo).

Y se han agravado los desequilibrios y reivindicaciones territoriales, hasta entonces contenidas y hasta reformuladas con pactos€ Ha pasado a primer plano el problema insoslayable de la financiación autonómica y crea estrangulamientos de la gestión. Mientras en el horizonte se dibujan nuevos recortes, mucho más fuertes en la situación actual o inmediata.

Así que si las asambleas y debates del 15M o posteriores han planteado las necesidades y formas de resolverlas, se está muy lejos de alcanzar con vieja o nueva política una etapa más sosegada o de encauzarloa(los ingresos por impuestos, que han subido y los gastos, aparte la deuda que estrangula). En la campaña se dibuja una mayor polarización (y han desaparecido varios partidos). La disyuntiva parece ponernos en un brete, hay quien quiere que decidamos entre dos extremos. A grandes males grandes remedios, pretenden. Demasiadas cuentas pendientes.

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