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Maite Mercado

Alta definición

Maite Mercado

Un tiempo para todo

Enciendes la tele y aparecen. Ellos, los candidatos y sus secuaces. En los informativos, en las tertulias, a cualquier hora. Cuatro niños preguntan a Pedro Sánchez supervisados por la maestra Ana Rosa Quintana. Con Susanna Griso y su maleta rosa pasa el día Albert Rivera, el que tanto calor pasó en la segunda vuelta del debate con Pablo Iglesias, tan bronco que dicen las crónicas que finiquitó algo llamado «el espíritu del Cuco». Se referían al bar donde se grabó el primer cara a cara pero a mí me parecía estar reviviendo el caso Marta del Castillo, en estos días con novedades en la desaparición de Yéremy Vargas.

Huyendo del politiqueo permanente, me adentro en la maraña de canales de TDT inexplorados y encuentro unos programas de los que me habían hablado pero que hasta ahora no había visto. Este es el momento. En Discovery Max, una subasta de maletas y cajas de cartón llenas de trastos viejos atrapa unos minutos mi atención. Como medio hipnotizada, sigo las pujas por los objetos más extravagantes y las pullas entre los negociantes en ese ambiente conocido como escenario de películas norteamericanas. De repente he visto tres episodios seguidos. El programa se llama Perdido, vendido. Luego son un Corvettte o un Cadillac lo que se compra y se vende en Fast N'Loud. En Mega tropiezo con las casas de empeños y los compradores de todo lo que cabe en un trastero tras una ojeada en ¡Me lo quedo!

¿Los conocen? Los títulos dan igual, veas el que veas, estos formatos de telerrealidad liberan el cerebro. Porque en ocasiones necesitamos no pensar estando despiertos. Podemos practicar meditación, cómo no, pero no descarten usar el electrodoméstico más denostado del hogar para esquivar el momento decisivo en que nos dicen que vivimos.

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