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Por otra arquitectura no ligada al poder ni al 'star-system'

Acaba de aparecer una nueva revista de arquitectura iconoclasta, que quiere ser desde su primer número un claro manifiesto a favor de un ejercicio libre de esa profesión que no esté ligado al poder ni al "star-system" a la vez que una denuncia del funcionamiento de muchas facultades de arquitectura.

Se llama, no sin ironía y con un juego de palabras en inglés, "Archienemy" (Arquienemigo), es bilingüe (castellano e inglés), apuesta claramente por el papel - un papel, por cierto, de gran calidad- frente a lo digital, y se propone dar la palabra "a gente de fuera del mundo de la arquitectura", que es quien va a beneficiarse de ella o, por el contrario, como tantas veces ocurre, padecerla.

"En Archienemy, dice el colectivo responsable de la publicación, "no creemos que el cambio venga de arriba, de los gobiernos ni de las instituciones benevolentes, sino que vendrá de abajo, del pueblo, de las personas que al fin y al cabo somos quienes hacemos que funcione el sistema".

El mundo funciona cada vez peor, critica Archinenemy, y movido, como está, "por técnicos y profesionales como somos los ingenieros, arquitectos, etc., quienes, amparados por la supuesta neutralidad de nuestras instituciones, acabamos participando en su destrucción generalizada".

Proyectar "otras arquitecturas", afirma el colectivo, "es una de las maneras que tenemos los "otros arquitectos" de gritar que no estamos de acuerdo con las reglas del juego, que no nos gusta este sistema enfermo, destructivo e individualista, que hay cosas más importantes que la arquitectura (?)".

En sus páginas se expresan con total libertad algunos estudiantes de arquitectura que, "cegados por la morralla que les han metido en sus cerebros durante la etapa universitaria, aceptan, según confiesan, trabajar gratis o cobrando una miseria para poder estar junto a un iluminado en arquitectura que se embolsa millones de euros".

O como explica en su contribución el matemático y teórico de la arquitectura y el urbanismo Nikos A. Salingaros "cuando se les pide a los estudiantes que "creen" para cumplir los objetivos de su curso, ésos se limitan a copiar lo que los arquitectos "estrella" del momento están diseñando" ya que se les "ha adoctrinado para reconocer ese proceso como originalidad".

Muchos arquitectos, denuncia también ese greco-australiano, "han dejado de prestar atención a la manera en la que los edificios se adaptan a las necesidades humanas" y si la arquitectura contemporánea "tiende puentes hacia otras disciplinas", es sólo para "afianzar su propia base y en ningún caso para mejorar su entendimiento del proceso de diseño".

Bajo el epígrafe de "Una educación arquitectónica inútil", Salingaros escribe asimismo: "Décadas de construcciones inhumanas, sumadas a una campaña mediática global, han conseguido lavar el cerebro del público en general de manera que un pequeño grupo de personas se ha enriquecido enormemente a expensas de la humanidad entera".

"Las facultades que están formando a futuras generaciones de arquitectos se cuentan entre los primeros agentes que apoyan esta jerarquía del poder. Como instituciones establecidas que son, se muestran extremadamente resistentes al cambio", denuncia Salingaros.

Por su parte, el también teórico de arquitectura y urbanismo estadounidense Michael W. Mehaffy critica en su contribución, titulada "Miopía arquitectónica, un tipo de arquitectura que tiende a aislar a los objetos de su contexto, del mundo real en que se inscriben.

"A los estudiantes, explica, se les conmina a destacar en un entorno altamente competitivo, a acumular elogios a través de la novedad de los objetos de arte que producen".

Y señala que si hasta el siglo XX, la arquitectura era "una respuesta adaptativa inmediata a su entorno humano y natural", a partir de ese siglo, "el encanto comercial" del arte de los profesionales de la arquitectura se ha usado "para racionalizar e incluso investir de glamour la industrialización tóxica del entorno construido".

El primer número de la nueva revista, cuidadosamente editado, lleva también otros artículos de gran interés de los que son autores, por ejemplo, el filósofo Ignacio Gómez de Liaño, o el periodista belga de investigación Michel Collon, que fundó en 2004 el colectivo "Investig´Action" para "hacer el trabajo que los medios de comunicación no hacían".

Colmo de la ironía, la revista dedica varias páginas a explicar con lujo de detalles técnicos un "proyecto inédito" de "pabellón de arquitectura" en forma de colosal higa o peineta, que proponen levantar en pleno centro de Zúrich, ciudad elegida por el colectivo Archienemy por ser la más importante de Suiza y donde multinacionales, bancos y aseguradoras tienen su sede.

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