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Las tareas de casa

Roberto: «Me gusta lavar los platos, disfruto de esa sensación de pasar el agua caliente y el estropajo por la suciedad para recuperar la limpieza original. Ojalá pudiéramos hacer lo mismo con muchas de nuestras zonas oscuras y las suciedades del corazón. También me gusta planchar. Ya sé que mucha gente lo odia, pero es una actividad que me resulta relajante y placentera, sobre todo ver esa imagen de las arrugas desapareciendo bajo la plancha y el calor y el vapor que desprende la máquina. Si se pudiera hacer lo mismo con todas las arrugas de nuestra memoria...

Lo que no me gusta es tender la ropa, no sé extenderla bien para que no quede arrugada, ni poner las pinzas en el sitio justo, ni calcular la distancia entre prendas, ni hacer coincidir los calcetines ya directamente sobre la cuerda para no tener que hacer trabajo extra después, ni girar el tendal para buscar la mejor zona para colgar las prendas más húmedas. No estaría mal tener un molinillo en nuestra vida para poder tender nuestros mayores errores y dejar que se sequen el sol para que pierdan la humedad de los remordimientos y otras muchas mojaduras a las que nos somete el día a día.

Pero lo que más me gusta de las tareas de casa es pasar la aspiradora. Es como un juguete, de hecho cuando era pequeño una de mis diversiones era cogerle la aspiradora a mi madre y pasarla yo por toda la casa, me fascinaba ese sonido de succión cuando las pelusas eran tragadas por el tubo y comprobaba cómo los hilos desaparecían mágicamente. Lo que más me gustaba era encontrarme con zonas de arenilla o migas que hicieran ruido al ser aspiradas. Ése era un placer incomparable.

Mi vida necesitaría de una buena aspiradora, más que nada para quitar el polvo acumulado durante tantos años de frustraciones, todas las pelusas que se han acabado uniendo debajo de la cama como si fueran auténticos ejércitos bien organizados para llevarte la contra y reírse de ti. Y, sobre todo, para hurgar en las esquinas más recónditas donde se agazapa la suciedad que ya se ha independizado de ti y se burla de tu conciencia. Y de la que ni siquiera eres consciente de ella muchas veces».

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