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«Experiencia Peralada»

Peralada es un municipio de Girona donde se considera tradicionalmente que nació el cronista Ramon Muntaner. Pese a su escasa población, no llega a dos mil ciudadanos censados y es conocida por la convocatoria anual de un festival de música y artes escénicas que ya va por su edición número treinta. El secreto de esta persistencia es el éxito, y el éxito se asienta en llevar a escena a figuras de primera categoría. Al repasar su historia, se comprueba que en Peralada no se conforman con cualquiera, sino que existe una refinada selección. Este año, sin ir más lejos, empezaron con el pianista Lan Lan en julio y finalizarán hoy 16 de agosto con Simply Red. A lo largo de este mes largo hemos encontrado los nombres de Olga Peretyatko, Bolle, Seal, Rachvelishvili, Diana Krall y muchos otros. Destaca sin duda el Turandot que puso un broche de oro operístico en el conjunto de la programación.

Peralada cuenta con un lugar excepcional para celebrar este festival: un castillo medieval que perteneció a sus condes titulares y a los vizcondes de Rocabertí. El complejo defensivo se construyó en el siglo IX, pero tuvo decisivas reformas y reconstrucciones a lo largo de los siglos posteriores, hasta que en el siglo XIX se le conformó con aires de palacete francés. El entorno romántico debió llamar la atención de una empresa de casino que instaló allí un centro de juego bastante importante. Su proximidad a Francia resulta interesante para que acudan allí clientes de diversas nacionalidades. Es como un Montecarlo de los Pirineos donde todo envuelve a los aficionados, sobre todo cuando la noche permite una iluminación mágica a través de fastuosos jardines y carpas al aire libre.

El Casino de Peralada aparece como principal promotor del festival, aunque cuenta con importantes copatrocinadores privados, así como con los colaboradores y los apoyos políticos pertinentes. Con lo que nos quedamos es que el Casino es el instigador del magno proyecto y el que pone a su disposición todos los medios materiales de su propiedad para que se lleve a cabo.

La experiencia Peralada es muy grata, te guste o no te guste jugar. Que una empresa eminentemente lúdica se preocupe de tener un evento cultural de primera categoría europea es un ejemplo a imitar. La efectividad de sus propuestas es tan grande que merece el viaje hasta allí y se consigue el objetivo de dar a conocer todo su potencial.

Ojalá por aquí, por Valencia y por sus alrededores, también se adoptara esta filosofía peraladiana de atraer público a través de la cultura más excelsa. También tenemos casinos, y a veces realizan esfuerzos meritorios en este sentido, pero que cundiera el ejemplo de Peralada sería esperanzador. En estos momentos en que las arcas públicas se muestran agotadas, el dinamismo de la empresa privada debería mostrarse con la misma fortaleza que allí.

Después de vivir personalmente el canto y encanto del Festival de Peralada nada más podemos, además de recomendarlo, que clamar porque se multiplique su esencia. Resulta muy complicado en estos momentos, pero ojalá nacieran más Peraladas por toda nuestra geografía.

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