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Resaca y pretemporada

Empecemos por la resaca: Yo he visto cosas que vosotros no creeríais antes de los Juegos Olímpicos, mucho más acá de Orión, y puede que usted también. Entre ellas, niños jugando al bádminton en la playa, literalmente. El único deporte de raqueta en que la pelota no es tal sino un extraño artefacto tuvo un paso fugaz por mi memoria infantil y debió marcharse a la misma nebulosa en la que habitan el hula hoop y el cubo de Rubik. Pero las modas son cíclicas y no hay nada como una campeona para que la maquinaria se ponga en marcha. Carolina Marín es una deportista prodigiosa, capaz también de darle audiencia televisiva y visibilidad a un deporte no ya minoritario, sino lo siguiente. Si por Fernando Alonso descubrimos los entresijos de un volante de Fórmula 1 ahora sabemos que un volante también puede tener plumas que se pierden a raquetazos. Un logro mucho más difícil que fomentar la afición al vóley playa, por citar otro ejemplo.

La resaca de los Juegos de Río nos ha dejado un vacío televisivo tan grande que desde entonces lo que más ha dado que hablar son Las Campos y ni siquiera me he atrevido con el segundo capítulo, por si acaso, que las adicciones las carga el diablo. El resto en las grandes cadenas son básicamente anuncios de pretemporada, con lo que se avecina en forma de renovados programas de éxito y series españolas a porrillo. No solo de repeticiones vive el hombre en el sofá y ya sabemos, entre otras cosas, que El hormiguero de Pablo Motos volverá con Penélope Cruz en plató o que María Casado sustituirá a Mariló Montero en «La Mañana de La 1» tras el fugaz verano de Silvia Jato.

Lo que no sabe nadie aún es si la nueva temporada televisiva desentrañará el nudo gordiano de la política nacional o habremos de esperar, como mínimo a Navidad. Parece que Wyoming, Ferreras, Ana Pastor y compañía tienen tema de conversación para rato e hicieron bien en tomarse vacaciones, como los diputados del Congreso, ni más ni menos.

Dicen los datos de audiencia que las cadenas generalistas van perdiendo poco a poco cuota de mercado, a medida que las televisiones temáticas de la TDT les comen terreno. Con un estío tan rácano en su apuesta no es de extrañar. Será por eso que ha habido noches de zapeo que, ante tanta repetición, he acabado viendo películas de Charles Bronson en Paramount Channel.

No tengo claro si le han dedicado un ciclo o tengo un sexto sentido para encontrarme con el bigotudo justiciero. En todo caso éste es uno de esos canales en que las repeticiones no son un demérito sino su quintaesencia, un refugio como aquel cine del Oeste que formaba parte del paisaje de la extinta Canal 9.

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