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Vicente

Feminismo podemita

Que la portavoz en el Ayuntamiento de Madrid, Rita Maestre, y la diputada nacional Tania Sánchez son mujeres con decisión propia es algo evidente, y es lógico que hayan salido a la palestra para recordarlo. Pero parece que por mucho que pataleen, van a tener que tragarse la indignación y aguantar que, tras su nombre, vaya lo de: exnovia de... al menos hasta que se clarifique el panorama interno de Podemos y las luchas por el poder en el partido. En este caso, el que Rita Maestre haya sido novia de Íñigo Errejón y, sobre todo, que Tania Sánchez mantuviera en el pasado una relación con Pablo Iglesias, no queda en un simple cotilleo. La unión de ambas mujeres para liderar Podemos en la Comunidad de Madrid de la mano de Errejón, frente al sector de Pablo Iglesias, está preñada de desacuerdos políticos pero, según quienes los conocen, también personales. Hay quien habla de «la venganza» de Tania Sánchez contra su ex pareja como de una revisión hipster del Hamlet de Shakespeare. ¿El objetivo? Dañar políticamente a Pablo Iglesias apoyando una toma de poder errejonista del partido. En cualquier caso, aquí sí importan los viejos encuentros y desencuentros personales por mucho que jorobe a sus protagonistas. Rita Maestre y Tania Sánchez han señalado con respecto a quienes han aludido a sus viejas relaciones afectivas con el número uno y el número dos de su partido que «La política no es el cortijo de los hombres, las mujeres no venimos de invitadas, somos protagonistas y defendemos un Podemos para todas», algo indiscutible. Pero también han considerado que «los asuntos personales no deberían ser objeto de debate público, aunque los protagonicen personas públicas», una verdad como un templo si tu ex es panadero o jugador de fútbol pero no así si es el líder de tu partido y tú llegas apoyando a su rival.

Episodios fundamentales de la historia están plagados de decisiones tomadas con el corazón ¿Cómo se puede entender una etapa de la historia de Roma si ignoramos los amores de Marco Antonio y Cleopatra? ¿O la abdicación de Eduardo VIII de Inglaterra sin recordar que lo hizo por amor a la estadounidense Wallis Simpson? ¿Y qué podemos decir de los trasiegos amorosos vitales en la política de la Francia de Hollande? Por favor... Si cuentan que hasta nuestro rey hubiera mandado la corona al garete si no le hubieran dejado casase con Letizia. En este caso, recordar las relaciones entre Pablo, Tania, Iñigo y Rita no es un síntoma de machismo ni de cotillero rosa, sino una clave más para entender el esquizofrénico baile en el que está inmerso Podemos.

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