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Europa sin miedo

Europa nunca debió aceptar tan pronto a los países del Este. Tenían incluso menos tradición democrática que nosotros, griegos, portugueses o españoles, que ya es decir, pero, por lo visto, eran muy útiles para reforzar la política reaccionaria: esa que ve en cualquier reclamación de derechos una maniobra comunista y sólo tiene en cuenta la ortodoxia mercachifle. Pero juguemos con las cartas que tenemos, no hay otro juego. Todo indica, de momento, que con el mismo J.C. Juncker al frente de la Comisión, las obsesiones continuarán siendo los refugiados, el terrorismo islamista y la defensa común: un dato bueno, al menos. Ejército europeo con Francia y Alemania como impulsoras. Ojalá.

El terrorismo es horrible, desde luego, pero en una sola batalla de las dos guerras civiles europeas (la Grande Guerre y la Segunda Mundial) murieron mil veces más personas que víctimas han causado todos los fanáticos en armas del Islam. Es bueno saberlo porque nos arreglamos muy bien con nuestro propios ceporros para ser realmente letales. Otra cosa: no puede haber proyecto europeo con esperanzas de triunfo que recorte, a la vez, las libertades individuales y los derechos sociales. La gente votará lo que sea: a Le Pen, al burro de Donald Trump, como ha votado al UKIP del brexit y a su nueva presidenta que parece tía Leo, la de las albóndigas. Se equivocará mil veces, optará por las soluciones más autolesivas (como el Orban de Hungría: a diferencia de los vinos buenos, que pueden ser del año o reservas, el fascismo, nuevo o viejo, siempre es malo). Y no se resignará.

Con más oportunidades en las banlieus habría menos terrorismo islamista, aunque eso no quiere decir que no sea necesaria una policía bien entrenada. Los fugitivos de la guerra y el hambre -la inmigración ilegal- es el último eslabón de un monumento de idiotez, ineficacia y escarnio. Nada se nos había perdido en Afganistán o Iraq. Ni en Libia o Siria. Aquellos bombardeos (nuestros), crearon estos fugitivos: el caos no es muy habitable. Los colonialistas eran más responsables que nosotros.

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