Hablamos de la primavera, última estación de nuestro viaje por las condiciones de visibilidad típicas para la observación del cielo nocturno. Se trata de una época del año en la que es habitual salir al campo y disfrutar de actividades al aire libre; pero, ¿acompañará la meteorología para depararnos una buena visibilidad para hacer observación nocturna en condiciones óptimas?

Esta pregunta no la vamos a poder resolver con un sí o con un no, porque con los mayores avances científicos se podría efectuar una predicción exacta, la atmósfera es demasiado caótica como para llegar a predecirla con precisión a más de una semana vista. No obstante, atendiendo a patrones climáticos sí que podremos hacernos una vaga idea de qué visibilidad tendremos, atendiendo a qué tipos de masas de aire nos sobrevolar en la época. En este caso, en la primavera la variabilidad de las condiciones meteorológicas es su identidad característica y por tanto supone el mayor reto al que nos enfrentamos en estos artículos sobre visibilidad del cielo nocturno. Como el otoño, la primavera es una estación de transición, en este caso desde una época del año donde las masas de aire que nos llegan suelen ser frías y predominantemente secas a otra en la que el mayor calentamiento diurno favorece el crecimiento de nubes y progresivamente un mayor contenido de humedad en la atmósfera y; consecuentemente, una tendencia al empeoramiento de las condiciones de visibilidad, aunque sin alcanzar las cotas de principios de otoño. Esta variabilidad también es causa de que se genere mayor nubosidad: se suele dar una alternancia de episodios de incursiones invernales tardías, en ocasiones ya no tan secas como en invierno, que se intercalan con días de más calor. Es la época con mayor número de tormentas, aunque debido a que son nubes de evolución suelen dejar limpios los cielos ya durante la noche

Así pues, primavera y otoño pugnan por ocupar la segunda posición respecto a las mejores condiciones de visibilidad del cielo nocturno. A priori se estima que la frecuencia de noches despejadas y con buena visibilidad puede ser mayor en esta estación, debido a que el crecimiento de nubes de convección diurna y tormentas no suele ser impedimento en la noche para contemplar el cielo. Además, otro factor a favor es el contenido de humedad de la baja atmosfera, que durante la primera mitad del año nunca llega a alcanzar las cotas de la segunda.