Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Amparo Barbeta 01

Coraza de hierro

Prandelli se merece que la vida le sonría. El Valencia necesita que lo enderecen. Tras un comentarista y un preparador físico, Lim apuesta por fin por un entrenador con todas las de la ley. Saldrá bien o mal, pero su experiencia lo avala. Si consiguió exprimir a los díscolos Cassano y Balotelli, qué no hará con los buenazos de Gayà, Santi Mina o Rodrigo. Con la elección del italiano, el singapurense demuestra que ha aprendido de sus errores y que ya sabe que las riendas de un equipo no pueden estar en manos ni de un amigo ni de un encantador de serpientes. El fútbol, la mayoría de las veces, no engaña. La coraza con la que llega Prandelli es de metal duro. Ante él, los jugadores no se pueden esconder ni buscar excusas. Dicen que no admite una mala cara en un entrenamiento. Sabe lo que es sufrir y diferenciar lo importante de lo vital y trascendente. Huérfano desde los 16 años, el delantero vivió la tragedia de la final de Heysel y con 32 años, por una lesión, tuvo que retirarse. Así que los jugadores tienen poco margen de excusas ante él. De gastroenteritis sabe mucho. Cuando entrenaba a la Roma, su mujer enfermó y decidió renunciar al puesto para dedicarse en cuerpo en alma a su familia. Y así lo hizo hasta que, años después, enviudó. Por lo que a problemas familiares, tampoco habrá jugador que le gane. Con Prandelli, al Valencia llega un entrenador. Desde el lunes él mandará. En todo. Cesare, como su amigo Carlo Ancelotti, mete en el pack a su hijo Niccolo que llega como preparador físico. Los Garay y compañía ¿acabarán el curso tan fuertes que mantearán ante el Villareal en Mestalla al técnico? Buena señal sería.

Compartir el artículo

stats