Todas las expectativas, en cuanto a títulos se refiere, están puestas en la Copa del Rey. Es, a día de hoy, lo único que ilusiona. De momento y porque en una carrera todos salen desde la misma línea, está al alcance. Al Leganés hay que ganarle sí o sí. Y así sucesivamente. Nos merecemos sacar la cabeza del lodo en el que estamos metidos desde hace unos años y pegarnos un festín. Un buen arranque en Copa serviría para espolearnos y volver a creer en algo; en empezar a pensar qué hacer el 27 de mayo. A Prandelli alguien le debe explicar lo que supone para el aficionado entusiasmarse con el torneo del ko. A Emery se lo explicó Monchi el primer día que llegó a Sevilla y el ex écnico de Valencia, ahora cuestionado en el PSG, así lo llevó a cabo. La terapia, desde ya, debe ser creer que es posible. Los jugadores deben vaciarse en todos y cada uno de los partidos y superar eliminatorias. Hay equipo para compatibilizar las dos competiciones. Porque en Liga, el Valencia debe reaccionar ya. Confío en las bondades del parón. Estos días deben marcar un punto de inflexión. Un relanzamiento. Con Prandelli, cuentan, se respira aire fresco en Paterna y alrededores. De él ensalzan algo tan escaso en los últimos tiempo como la naturalidad. Los jugadores se han oxigenado y quitado la amargura que les acompañaba. Sonríen. La terapia del «profe» y los suyos, a pesar de la intensidad de las sesiones, funciona. En el día a día. Pero ojo, el italiano aún no ha elegido y todo el grupo se siente importante. El Valencia, mal que nos pese, está en la UVI. A su llegada, Prandelli dijo que con dos o tres conceptos, el Valencia debería funcionar. Estoy expectante por ver cómo se comporta mañana el equipo ante el Sporting.
