Puede un pueblo comprender su presente y planificar su futuro si desconoce la crónica histórica que posibilitó y hace comprensible su presente y que, al mismo tiempo, irremediablemente, impulsa su futuro? Evidentemente, no.

Hace años impulse y comencé, junto con otros especialistas y amigos, la restauración de la Torre Vigía de El Puig de Santa María con el convencimiento de que, al igual que la torre marítima orientó, defendió e hizo posible la vida diaria del pueblo de El Puig de Santa María, del mismo modo, desde aquel año de 1988, como filósofo e historiador orientaría y enseñaría a amar a nuestro pueblo a través del conocimiento de todas sus dimensiones socio-histórico-culturales. Porque los ciudadanos que se interesan y profundizan en el conocimiento de su pueblo llegan a amarlo y hacen posible la verdadera democracia, porque ésta sólo es realizable desde una sociedad educada y sabia.

Nadie puede amar lo que desconoce, como mucho lo puede desear sin conocimiento de causa, porque el deseo no es suficiente para planificar un proyecto político-social solidario y responsable. Ello sólo es viable conociendo todas las dimensiones que han ido emergiendo, en cada uno de los pueblos de la Comunitat Valenciana, a lo largo del espacio cultural y del tiempo histórico.

Sólo ese conocimiento acompañado de una reflexión filosófica nos puede capacitar para entender mejor nuestro tiempo histórico y planificar un proyecto político social en el que estén, realmente, embarcados, con ilusión y responsabilidad, todos los habitantes de cada municipio valenciano; unidos, de ese modo, por la conciencia histórica de lo que comparten y les posibilita como pueblo, más allá de cualquier ideología partidista. Esa y no otra es la misión y responsabilidad del cronista con respecto a la ciudadanía con la que convive.

Este año se celebra la XXXI Asamblea de la Asociación de cronistas oficiales del Reino de Valencia. Comenzará el acto inaugural y la primera sesión en Valencia, hoy 28 de octubre; seguirá la segunda jornada en Ontinyent, el día 29, y se clausurará el día 30 en el simbólico, para todo valenciano, pueblo de El Puig de Santa María.

¡Qué privilegio! poder celebrar este acto en el referente identitario por antonomasia, El Puig de Santa María. Frente al castillo de Enesa, o casi podríamos decir, de Jaime I porque él mismo lo eligió como catalizador, como bisagra, desde la que se preparó y se consiguió la conquista de Valencia y su reino.

El Puig de Santa María atesora un conjunto monumental crucial para entender cuál es el temperamento del pueblo valenciano, para descubrir el ADN desde el que partiría el nuevo reino que fundó el rey de Aragón. La triada patrimonial castillo de la Patá, ermita de san Jordi y Real monasterio mercedario de El Puig emerge ante nosotros como el referente histórico, cultural y espiritual de la Comunitat Valenciana. En ellos podemos descubrir el origen del cambio de rumbo de la historia de todos los pueblos del Reino de Valencia, a los que los cronistas valencianos tratan de dotar de cuerpo histórico, para que su presente y su futuro tenga sentido porque su ciudadanía democrática conoce sus potencias y debilidades, su identidad y sus posibilidades a la hora de crear un proyecto político social que arranca de los cimientos patrimoniales y no de endebles intereses falsamente democráticos.

¡Qué casualidad!, hace justamente 40 años, en octubre de 1976 se celebró la XI Asamblea de Cronistas Oficiales del Reino de Valencia en Valencia, Bocairent, Ontinyent, y concluyó en El Puig, el 12 de octubre. Justo aquel año de transición, que nos alejaba de una dictadura, perniciosa siempre por definición, y nos abría el camino a una democracia, peligrosa y ciega si no hay un conocimiento del cuerpo histórico que le da fuerza y una puesta en práctica de los valores éticos que la iluminan hacia el bien común. Ahora, en octubre del año 2016, cuatro décadas más tarde, celebramos en los mismos municipios que entonces la Asamblea de Cronistas, guiados por la conciencia histórica de los valencianos que, irremediablemente, parte de El Puig de Santa María.