La justicia artística también existe. Y ayer se manifestó en el IVAM, ese museo que tanto quiso Andreu Alfaro y que representa la contemporaneidad más moderna en Valencia. El Premio Julio González a título póstumo al escultor valenciano sirvió también para constatar que el centro de arte está en perfecta sintonía con el Consell. Fue un acto intimo y emotivo, quizás como hubiera querido el homenajeado.

El presidente de la Generalitat, Ximo Puig, entregó el galardón a los hijos del escultor „Andreu, Ana y Carles Alfaro„, una edición de la escultura de Julio González «Mujer con Ánfora II», que se concede por su trabajo en las artes plásticas.

«Este premio a Andreu Alfaro „dijo Puig„, es un acto de justicia y un reconocimiento a uno de los artistas más importantes de Europa. Tuve la suerte de conocerlo y admiro de Alfaro su capacidad de trabajo y su perfeccionismo. Hemos de ser conscientes de lo que ha significado. Ahora es el momento de que las generaciones actuales y futuras conozcan la figura de Andreu Alfaro». Recordó que lo conoció como miembro del Consell Valencià de Cultura (CVC) y que le sorprendió su «capacidad de perfeccionismo». «Creía absolutamente en el esfuerzo cotidiano», subrayó.

«La voz de un pueblo»

El presidente se asombró que todavía Alfaro no hubiera tenido su homenaje y remarcó su faceta de intelectual. «Hizo del arte la mejor herramienta para acercarse a su país» y concluyó con una frase de la canción de Raimon «Andreu amic»: «El escultor que fue la voz de un pueblo».

Puig estuvo acompañado por el conseller de Educación, Investigación, Cultura y Deporte, Vicent Marzà y el director del IVAM, José Miguel G. Cortés. También acudió el presidente de las Corts, Enric Morera y el conseller de Hacienda, Vicent Soler.

Marzà calificó de «poesia aeria» el arte de Alfaro que ya forma «parte de los valencianos». Para el conseller «es un reflejo de su compromiso con su gente, su lengua y cultura y las luchas de su época». «Podemos decir con tranquilidad que nos pone en el mapa, en el mapa que queremos todos», resaltó.

El director del IVAM subrayó que Alfaro «supo adaptarse a una nueva realidad y descubrir nuevos valores e ideas siendo autodidacta». Como escultor, dijo que «supo definir el dibujo en el espacio y no dejó de experimentar con madera, hierro, piedra y acero». «Sus manos reivindican el poder revelador del arte para descubrir una realidad plural» y añadió que su implicación con el IVAM fue «ejemplar». Suyo es el logotipo.

Al homenaje a Alfaro se pasaron amigos del escultor, como la exministra Carmen Alborch, Tomàs Llorens, Felipe Garín, Artur Heras y Román de la Calle.