El agua de l´Albufera se reduce y degrada porque ni llueve ni llega el agua debida del Júcar que, si no me equivoco, aún no tiene ni caudal ecológico ni una reserva asignada al lago, que es hijo del río y, por tanto, parte de su cuenca. Hasta el río Segura tiene caudal ecológico y allá por el secarral del sureste, no estará menos solicitado que el Júcar. . Eso, que es evidente, no lo parece para los regantes de la Junta de Desagües que prefieren culpar a los cazadores por inundar los arrozales para crear los vedados. Tal vez los regantes confían en la mala fama de las escopetas para desviar la atención, pero sus cotos atraen a las aves migratorias, y aunque no pretendan reforzar los atractivos del parque sino atender su vicio, pasa lo mismo que con la fornicación que, a veces, da niños, ya lo dijo san Agustín (más o menos).
O sea que el problema está en Madrid (el gobierno), en la CHJ y en la lenidad de nuestros políticos frente a las riegos ilegales de la Mancha (y de aquí). Tras varios años de sequía, se han cumplido, a rajatabla, los modelos de cambio climático, esos que negaban Donald Trump y Mariano Rajoy, aunque el segundo, comparado con el promotor inmobiliario al frente del Imperio, pueda parecer poseedor de una inteligencia iridiscente. Por si fuera poco, la Junta de Desagües arremete contra Paco Baixauli, el que fuera alcalde de Silla, que sabe de lo que habla, y hasta contra la concejala Maria Àngels Ramon Llin, una persona con el juicio del que suelen andar desamparados sus compañeros de bancada conservadora.
El rejonazo a Ramon Llin lo justifican los regantes porque el agua «es incolora y apolítica». Ya estamos: no hay nada con más colores que el agua y todo es política y, por supuesto, lo que hace la Junta de Desagües, queridos, que bien calladitos estuvisteis cuando emanaban del gobierno arrobas de demagogia a cuenta de las desaladoras y del trasvase del Ebro. Si yo fuera Ximo Puig, estaría ya construyendo filtros verdes para retornar al lago el agua de las depuradoras: en previsión de que llevemos las de perder „y de momento es así„ en los tratos con Madrid, castillo famoso.
