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Els 600 anys de la Fira d´OntInyent

El pueblo ha sido aclamado con distintos nombres a lo largo de su historia: Fonteniente (romanos), Trahafasa (árabes), Onteniente, Ontenient, Ontinient, Ontiguem, Untiye, Ontine, Untiyem,€ Un Decreto de 15 de noviembre de 1904 lo elevó a la categoría de ciudad. En la iglesia de Santa María, la principal, fue enterrado López Vecillo de Calderón, conquistador de la villa mora para el bando cristiano jaimino. El templo fue levantado sobre la antigua mezquita, la que a su vez se asentó sobre anterior recinto cristiano anterior a la invasión musulmana, de tiempos godos. La fábrica gótica fue empañado al taparse su bóveda original con otra menos lucidora.

Fue erigida en esta iglesia la Capilla de la Comunión, donde se colocó la imagen de la Purísima Concepción de la Virgen, cuyas paredes decoró con bellas estampas Gaspar de la Huerta. En la misma fue colocada una imagen de la Purísima, de un metro de altura y toda ella de plata con esmaltes, -«chicoteta, pero de plata», dicen orgullosos- esculpida en 1625, patrona de la población por acuerdo del gobierno de la Villa tomado en 1642. El culto era servido por cura, vicarios y 46 beneficiados, todo un lujo de clerecía. A la par, el pueblo estaba plagado de conventos de distintas órdenes religiosas,-franciscanos, dominicos, capuchinos, jesuitas, carmelitas descalzos,€- hoy casi todos ellos desaparecidos. Famoso fue y sigue siendo el de los franciscanos.

En la primera guerra civil entre carlistas y liberales, el pueblo se amotinó y congregó en torno a su Patrona. Alguien lanzó la noticia de que pretendían robar combatientes de la misma la valiosa imagen de la Purísima y rodearon el templo disponiendo un sistema defensivo para evitarlo. Es profunda devoción y estima la que los habitantes del lugar han tenido siempre por su Virgen Inmaculada. Durante todo el año mantienen una serie de actividades que giran en torno a ella. Mas, en llegando noviembre, el fragor popular se inquieta más e intensifica los preparativos de su fiesta, cada año más y mejor.

El tercer lunes de noviembre se dispara el detonador de la mascletà final, la gran traca de festejos mimosamente preparados. Comienzan por su seis veces centenaria Fira. En 2018 cumplirá seis siglos y precavidos han comenzado a diseñar en Ontinyent los actos con que celebrarán la efeméride de aquel Privilegio Real que le otorgó a la villa Alfonso V el Magnánimo al poco de ser coronado rey de Valencia. Una Fira que en los inicios tuvo conflicto con Albaida y Cocentaina por la competencia que les hacía.

La Fira es el prólogo, pórtico o portada de una cadena de actos que enmarcan la Festa Major d´Ontinyent, la de la patrona Immaculada Concepción, precedida por «L´Anunci Angèlic» interpretado por els Angelets, niños y niñas, que cantan los mismos textos musicales y literarios desde 1660. «Hui del cel nova ha aplegat,/ que Ontinyent amb devoció/ festeja la Concepció/ de Maria sens pecat./ Vos faig saber que este dia/ tota la Cort Celestial/ en Majestat sens igual/ festeja també a Maria./ Animeu-vos puix Cristians/ i a la que és Mare de Déu festejeu i alcançareu/ de son Fill mercés molt grans./ Com és fill tan encumbrat/ el qui a sa mare honrarà/ en el Cel li ho pagarà/ fent-lo benaventurat./»

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