En El Noray del pasado domingo, titulado ¿A qué vienes Mariano?, Julio Monreal alude al debate abierto con la propuesta de bautizar una calle con el nombre de la alcaldesa Rita Barberá, planteada por el PP, apoyada por Ciudadanos y respaldada por más de 8.300 firmas recogidas en tres días. Como el Director menciona algunos alcaldes de Valencia que tienen calles o plazas dedicadas a su memoria, en relación que completa Moisés Domínguez con su nota sobre los veinte alcaldes del callejero; me permito circunscribir la lista a tres períodos históricos concretos, para contextualizar la reflexión que sustenta una propuesta alternativa. Veamos:

De la Segunda República, de 1931 a 1939, encontramos a los alcaldes Gisbert Rico (1934-1936), Cano Coloma (1936-1937) y Domingo Torres (1937-1939). Entre 1939 y 1979, o sea, durante la dictadura franquista y el período de la Transición, Valencia tuvo once alcaldes. Tres de ellos permanecen en la memoria pública del callejero: El Barón de Cárcer (1939-1943); el Conde Trénor (1943-1947) y el Marqués del Turia (1955-1958). Y en la democracia o régimen de 1978 van cinco: Fernando Martínez Castellano (1979); Ricard Pérez Casado (1979-1989); Clementina Ródenas Villena (1989-1991); Rita Barberá Nolla (1991-2015) y Joan Ribó i Canut, quien ha iniciado su mandato en 2015 y lo terminaría en 2019. Ese año se cumplirían 40 de gobiernos municipales democráticos, de los cuales 12 serían del PSPV-PSOE (un período en alianza con el PCE), 24 del PP (un período con UV) y 4 de la actual alianza entre Compromis, PSPV-PSOE y València en Comú.

La propuesta parte, pues, de la necesidad de que el tema, en el siglo XXI, de agregar o borrar nombres del callejero de Valencia y de cualquier ciudad del mundo que lo tenga y respete, ha de contar con una documentada referencia histórica que permita a autoridades y ciudadanía reconocer y valorar las figuras a fijar o desfijar en el callejero, que tiene una importancia y significación que se desconoce en las ciudades americanas (del norte y muchas del sur) donde las calles sólo tienen una útil pero desmemoriada numeración consecutiva.

La propuesta tiene en cuenta, además, un proceso concreto en curso: El Ayuntamiento presidido por Ribó ha conformado un equipo de expertos liderado por el concejal delegado de Gestión y Planificación Urbana, Vicent Sarriá, para desarrollar los trabajos previos a la presentación de una revisión pormenorizada e integral del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de Valencia que, desde su aprobación en 1988, solo ha sufrido modificaciones no siempre afortunadas y algunas catastróficas. Dicho equipo inició su labor en septiembre con la revisión de las más de 20.000 alegaciones que diferentes actores de la ciudad, la Plataforma El Litoral per al Poble entre ellos, presentamos en febrero de 2015, a la revisión simplificada del PGOU planteada por el Ayuntamiento presidido por Barberá. El documento fue retirado ante la avalancha de alegaciones sin opción a ser respondidas antes de las elecciones de mayo de 2015; la de la hostia€

El proceso de consultas a la ciudadanía, elaboración y exposición pública de la propuesta del nuevo PGOU, es una oportunidad imperdible para valorar la actuación de las administraciones en las que se gestó y se ha gestionado el PGOU, incluyendo la actual, pues se trata de un complejo proceso que puede ocupar buena parte del mandato de Ribó.

Por ejemplo, si se compara con rigor y sin prejuicios el Plan Especial de Reforma Interior del Viejo Cauce del Rio Turia, redactado por Ricardo Bofill en 1982, por encargo de Pérez Casado, que buscaba integrar el Jardín del Turia con la dársena histórica, el paseo marítimo y la trama urbana aledaña; con el Plan Especial de la Marina Juan Carlos I, redactado por José María Lozano en 2013, por encargo de Barberá, inconexo, ensimismado y orientado a maquillar las ruinas de la Copa América y el Circuito Urbano de la F1, creo que pocos/as ciudadanos/as dudaríamos que Ricard merece una calle tanto o más que Rita. Tomemos, pues, el tema con la debida atención y calma.