Estamos en los tiempos del consenso, del diálogo y de la colaboración entre todos los que buscamos las mejores soluciones. Son términos, y actitudes, que escuchamos en el ámbito de la política, del mundo empresarial, en el entorno social.

Diálogo es confrontar ideas, superar barreras y alcanzar metas comunes. Y esto se hace hoy especialmente visible tras la celebración ayer de una jornada sobre la hipotética implantación de un sistema de devolución y depósito de envases en la Comunitat Valenciana. Un evento para hablar sobre la viabilidad de un sistema ilegal auspiciado por la Generalitat, pagado con fondos públicos y anunciado en soportes publicitarios municipales, y donde no hubo contrapeso al debate, tan solo voces que promueven el pensamiento único sobre la gestión de los residuos, ese mismo pensamiento único y unilateral que solo aboga por generar más confusión en el actual panorama y excluye del diálogo a quien no comulga con las mismas opiniones, aunque éstos sean voces autorizadas e implicadas (pequeños comercios, supermercados, grandes superficies, organizaciones de consumidores).

Sin embargo, no hay que darle la espalda a esta situación por innecesaria que pueda parecer. El debate está ahí, si bien resulta ficticio pues llega promovido desde posiciones más ideológicas que desde una reflexión seria y colectiva. Y, precisamente, la defensa del medio ambiente ha de ser neutra ideológicamente, porque nos corresponde a todos, y de todos es la responsabilidad de tomar las mejores opciones en cada momento.

Porque los ciudadanos son los grandes afectados, una vez más, queremos trasladar a los valencianos cierta luz sobre lo que está ocurriendo y, sobre todo, nuestra inquietud. Y lo hacemos aunque se nos cuestione por ello, se nos señale y se nos intente desprestigiar con falsos argumentos, porque la realidad es que la experiencia acumulada durante casi 20 años nos legitima para hacerlo. Porque junto con los ayuntamientos y administraciones llevamos años acercando el reciclaje al ciudadano, educando y sensibilizando.

En la Comunitat Valenciana ya se evita que el 74 % de los envases acabe en vertederos sin su lógico tratamiento de recuperación. Datos que, por cierto, provienen de las propias entidades locales y que el Consell certifica anualmente, si bien de manera paradójica cuestiona y pone en duda cuando se trata de armar argumentos para promover su modelo. Decir que los datos son incorrectos, es afirmar poco menos que las entidades locales mienten, algo que desde luego en Ecoembes sabemos que no es cierto.

No entendemos muy bien el porqué de esta contaminación informativa, teniendo en cuenta además que la instalación de un sistema de depósito de envases en máquinas no ha acabado con el abandono de residuos en países como Alemania o Noruega, aladides de este modelo. No es nada fiable usar datos que no se sabe muy bien de dónde salen (es el caso de las cifras que manejan los defensores del SDDR en la Comunitat Valenciana sobre abandono de envases) y es poco responsable hablar del éxito de este sistema en países europeos cuando no hay resultados oficiales que avalen dicha afirmación.

Hay todavía mucho camino por recorrer y mucho que mejorar. Nos siguen preocupando ese porcentaje de envases que no se reciclan. Por ello, seguiremos pidiendo vuestra colaboración e invirtiendo más en mejorar el actual modelo, el mismo que conoce el ciudadano, que aprenden nuestros niños en el colegio, el que nació desde el consenso hace años, el que desarrollan los miles de ciudades y pueblos de nuestro país y el que ha hecho crecer la tasa de reciclaje con el esfuerzo de todos.

Bastante tiene ya el ciudadano con hacer el esfuerzo diario de separar los residuos en su hogar y ejercer su responsabilidad con el medio ambiente. Hay que hacer que esta tarea le resulte lo más fácil y reconocible posible, que no le suponga un quebradero de cabeza, que no le cambien el paso por decisiones que están más en la órbita política que en la técnica. Y, mucho menos, que le penalice el bolsillo con un modelo que le costará de media 15 céntimos de más (5 de incremento directo en el precio del producto y 10 céntimos de fianza).

Ha costado mucho conseguir que los ciudadanos sean los mayores cómplices del reciclaje para que ahora empecemos a sembrar dudas sobre la fiabilidad del actual sistema o sobre las ventajas del reciclaje. Es un riesgo enorme que puede llevar a los ciudadanos a la confusión y al hartazgo, hasta el punto de que muchos de ellos dejarán de reciclar.

En este punto, me gustaría también aclarar a los ciudadanos (y recordar también las administraciones públicas) que el reciclaje de envases domésticos a través de los contenedores amarillos y azules resuelve la gestión de este tipo de residuos, que en realidad sólo significan cerca del 8 % del total que generamos. Un porcentaje que se reduce todavía más si nos centramos sólo en los envases contemplados en el sistema SDDR (sólo bebidas). Un elemento clave, que evidencia aún más el sinsentido de una propuesta que abandera su preocupación por el medio ambiente para justificar su empeño en implantar un sistema que todos los implicados en la cadena del reciclaje rechazan.

Sin duda, para cumplir con los objetivos de la Unión Europea y dar un salto importante en la defensa de nuestro medio ambiente habrá que acometer medidas importantes para otro tipo de residuos como por ejemplo el material orgánico, que representa casi el 40 % de nuestros cubos de basura, y sobre lo que no se está trabajando. En este tema y en otros, como la recogida de los residuos textiles o el reciclaje de residuos no urbanos, es donde habría que poner el acento, los esfuerzos y las inversiones. Por ahí realmente hay mucho margen de mejora y urgencia por tomar medidas. Pero esto no se les dice a los ciudadanos.

Además, Ecoembes presentó un plan de mejora a la Generalitat para aumentar la tasa de recogida selectiva y reciclaje que aún sigue en el cajón desde hace más de un año. El abandono de los residuos en los espacios públicos nos preocupa como al que más, y por ello estamos poniendo en marcha campañas que ayuden a evitar que siga sucediendo. Somos uno de los actores que estamos promoviendo un mayor número de iniciativas en el campo de la educación ambiental para implicar a los ciudadanos. Creemos que la solución pasa por la educación y no por la penalización o el castigo.

Trabajar, trabajar y seguir trabajando en educación ambiental, en innovación, en prevención, en facilitar a los ciudadanos su colaboración y en el trabajo conjunto con los ayuntamientos es la mejor herramienta para que una lata o una botella de plástico acabe en un contenedor amarillo y no en un parque o en una acera. Y en ello, escuchando siempre al ciudadano, seguiremos trabajando.