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Desplomes

Que «Informe semanal» no es ni la sombra de lo que fue ya es sabido. Pero el reportaje sobre la presunción de inocencia con el que abrió la semana pasada puede suponer un nuevo límite en su desplome. Al hilo de la muerte de Rita Barberá se entrevista largo y tendido al ministro de Justicia Rafael Catalá, después de que abra fuego un cardiólogo. Se abunda en las dudas sobre la actuación de los medios de comunicación pero nada se dice sobre lo que los políticos dijeron e hicieron en este caso, tampoco los mandatarios del Partido Popular. Para esto, mejor que dejaran descansar en paz a la que llama el presentador Jenaro Castro «alcaldesa eterna de Valencia» ahora que la posverdad es la palabra del año para el diccionario de Oxford. Hablando del mismo tema tuvo mucho más eco la manera en que se derrumbó ante la cámara de «Espejo público» Sonia Castedo, la que fuera alcaldesa de Alicante. A lágrima viva lamenta que su nombre vaya asociado a la corrupción. Independientemente de su credibilidad y argumentos, al menos es innegable que su testimonio es relevante.

También se ha desmoronado esta semana la historia del padre de la niña enferma Nadia. Fernando Blanco ha acabado detenido tras reconocer exageraciones y falsedades en la historia que había vendido a los medios de comunicación para recaudar muchos miles de euros y operar a su hija en Houston. El hombre se mostró más que compungido ante Susanna Griso, quien tantas veces había servido de altavoz a su relato. Una historia falsa difundida y avalada por los medios de comunicación que supone un desplome de credibilidad y ha obligado a una necesaria autocrítica sobre la capacidad para contrastar la información en estos tiempos de redes sociales. ¿Cómo combatir el signo de los tiempos si Donald Trump amenaza con gobernar Estados Unidos y contarlo a golpe de Twitter?

Siguiendo con esta galería de caídas y desplomes varios nos llega un titular televisivo impactante: la gala de «Gran hermano» del jueves fue la menos vista de toda su historia. Siendo sin duda grave para los programadores de Telecinco, leyendo la letra pequeña resulta que Jorge Javier Vázquez tampoco se quedó precisamente solo en pantalla. Tuvo 1,8 millones de espectadores y fue la segunda opción de la noche tras la película de Antena 3, a mucha distancia del resto de la competencia. Y la jornada festiva en esta semana de puentes también hizo decaer el consumo televisivo. Así que los que dan por enterrado el veteranísimo programa aún deberán conformarse con estas señales de agotamiento, añorar a Mercedes Milá o encomendarse al refranero: torres más altas han caído.

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