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Vencedores y vencidos

Las similitudes y las diferencias entre la Guerra Civil que se produjo en los EEUU en la segunda mitad del siglo XIX y la que tuvo lugar en nuestro país, son variadas en un sentido y otro. En ambos países todo empezó, porque la burguesía más reaccionaria y un sector del ejército decidieron no respetar la voluntad popular expresada en las urnas. Los dos se alzaron en armas ante la elección de Abraham Lincoln como presidente en los EEUU y la victoria del Frente Popular en España, dando comienzo así a dos cruentas guerras civiles. Los sectores sublevados contra el Gobierno, llamados en ambos países rebeldes, corrieron diferente suerte, siendo derrotados en los EEUU y saliendo como vencedores en España.

El recorrido de los vencedores y los vencidos es totalmente distinto, no solo por el trato dado en cada país a quien perdió la guerra, sino por las consecuencias políticas. Así, en EEUU, a pesar de que el sur perdió la guerra y con ella se dio el carpetazo final a la esclavitud con su abolición, la segregación racial y con ella la explotación y opresión de la población afroamericana siguió siendo legal en los Estados sureños, a pesar de que vulneraba las leyes. Hubo que esperar a que llegara la Administración Kennedy un siglo después, para ver como la Guardia Nacional intervenía por primera vez en defensa de unos estudiantes afroamericanos en Misisipi en el año 1962, iniciando así la aprobación de la Ley de Derechos Civiles en 1964. A partir de la década de los 60 del pasado siglo, se inició una revisión de la historia de la Guerra Civil estadounidense. Se zanjó ese romanticismo tardío y reaccionario, que consideraba a los sureños como caballeros que luchaban por su honor y tradiciones, como se reflejaba en películas ultra reaccionarias como El nacimiento de una nación o Lo que el viento se llevó. A partir de ese momento, los confederados quedaron reflejados, primero como esclavistas, después como violentos segregacionistas que sometieron a la población afroamericana a un régimen de terror. Esa política ha llegado hasta nuestros días, cuando tanto Demócratas como Republicanos, han aprobado en Carolina del Sur retirar la bandera confederada de edificios oficiales, comercios y empresas, por representar la esclavitud y la opresión. En nuestro país, por el contrario, vamos hacia atrás. Causa vergüenza ver lo ocurrido en Callosa del Segura, donde el anuncio de la retirada de la cruz de los caídos por el ayuntamiento a instancia de EUPV en cumplimiento de la Ley de la Memoria Histórica, ha provocado una rebelión de los que aquí sí que ganaron la guerra, y por lo que se ve siguen teniendo la permisividad institucional. Que el Gobierno permita a grupos ultras cantar himnos fascistas, o que las campanas de la parroquia llamen a confrontar con la decisión de una institución democrática, por no hablar de polémicas serias que ensalzan a siniestros personajes de la Dictadura, son señales inquietantes de un país donde la derecha nos sigue recordando que hubo y que hay vencedores y vencidos.

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