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José Sierra

Esta lluvia bien merece un análisis

Los aficionados al mundo de la meteorología/climatología somos legión, aunque afortunadamente en este mundo también hay maestros. Y envidias, aunque esa es, como dicen, harina de otro costal. Permítanme que me quede, es lo sensato, con los maestros. Vaya por delante que todos, absolutamente todos mis maestros en este campo han destacado lo llamativo, quizá no excepcional, pero si destacable, de la «gota fría» tardía a las puertas de Nochebuena. El primero en hacerlo fue mi compañero y admirado Vicente Aupí. Se lo leí en las redes sociales y espero que pronto se deje caer por aquí con su, seguro, acertada opinión si la nieve turolense se lo permite.

El pasado miércoles, Millán Millán, exponía su propuesta para explicar la anómala explosión de energía en diciembre que representan las últimas lluvias. Afirmaba que el grosor de la columna de agua caliente en el Mediterráneo se ha incrementado en los últimos años y que, en consecuencia, el factor temperatura del agua, una de las tres patas de lo que conocemos como «gota fría», se mantiene ahora vivo durante más semanas y no se desactiva a la primera tormenta o lluvia torrencial que cae, como ocurría antes. El agua fría se hunde igual pero siempre hay agua caliente de reserva para volver a emerger.

Ayer, la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) hacía su análisis subrayando la «persistencia» de las precipitaciones. Para explicar el fenómeno en las fechas tardías en las que ha ocurrido, recurría a la intensidad y recorrido del «chorro» de viento en capas bajas, cuyo origen sitúa nada menos que a 2.000 kilómetros de distancia.

Un poco equidistante, el gran meteorólogo, portavoz muchos años de Aemet y gran divulgador, ahora jubilado, que es Ángel Rivera, manifestaba en su blog su «sorpresa» por las cantidades acumuladas y destacaba su «singularidad» por ocurrir « a las puertas del invierno». Afirma que en su opinión algo tiene que ver esto con el calentamiento global y dice que no es «un hecho aislado». Pero, sobre todo, invita a dejarse de conjeturas y a procurar que los departamentos universitarios españoles «estudien» lo ocurrido en esta y otras situaciones «muy llamativas» ocurridas en los últimos años. «Es importante conocer la probabilidad„alta, baja o nula„ de que las últimas lluvias hayan estado influidas, generadas o amplificadas por el calentamiento global», afirma Rivera y, nosotros suscribimos.

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