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Matías Vallés

El rey no pronuncia la palabra "Cataluña"

Dado que TV3 ha condenado el discurso navideño del Rey al desván, el Jefe de Estado tampoco pronuncia expresamente la palabra "Cataluña" en su alocución. La había mencionado de modo explícito en un mensaje anterior. Ayer la recubrió del tópico "acento en aquello que nos une" y del redundante "patrimonio común que compartimos", dado que lo común se comparte por definición.

La monarquía siente horror por la fragmentación. De ahí que el Rey se felicite las fiestas desde la expresión aliviada de que "hemos superado una compleja situación política". El pacto PP-PSOE-Ciudadanos coloca al Jefe de Estado en la posición confortable de dirigirse a la mayoría de la población. No habla a "nuestros jóvenes de hoy" en cuanto votantes mayoritarios de Podemos, sino como protagonistas de "la España que queremos para las próximas décadas".

En el año del juicio de Nóos, más ajeno al discurso navideño que Cataluña, el Rey rehúye el conflicto. Tras su mensaje inaugural explosivo de 2014, vendría la tibia decepción de 2015. La entrega de ayer, con proclamas sucesivas al "respeto y consideración a los demás, a los mayores, entre hombres y mujeres, en los colegios, en el ámbito laboral" demuestra que los escribanos en la sombra de Juan Carlos I se han enseñoreado de La Zarzuela. No es un motivo de satisfacción, por recurrir al sentimiento más presente en las alocuciones del penúltimo jefe de Estado.

Felipe VI despide un año accidentado, en el que tuvo que recuperar la estabilidad del trono una vez que Rajoy se plantó ante la propuesta regia de presentarse a la investidura, y de que Sánchez y de nuevo Rajoy fueran rechazados en hasta cinco votaciones del Congreso. Por prudencia o astucia, el monarca se ha pertrechado de "una convivencia democrática basada en el respeto a la Ley", en lugar de hurgar en las decepciones que ha sufrido.

El capítulo económico del mensaje navideño parece un collage que ha transitado por demasiadas manos. Se sintetiza en que "vivimos con la esperanza de la recuperación que ya hemos iniciado". Y también con el deseo de que éste no sea el mejor discurso que pueda ofrecer Felipe VI.

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