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El gran monopolio

Bulos, censura y contenidos informativos en la red

Últimamente hemos leído como Facebook y Google, los dos gigantes de internet, parecen dispuestos a combatir los bulos en la red tras la proliferación de noticias sesgadas y patrañas en las elecciones americanas que supuestamente favorecieron el triunfo de Donald Trump. La repentina voluntad de Google de perseguir la mentira choca, sin embargo, con las reticencias hasta ahora a retirar contenidos por considerarlo una forma de censura. Google ha negado siempre su responsabilidad sobre las noticias que emite y la explicación no está precisamente en la censura. La censura es la excusa.

La clave radica en que si se arroga las facultades de operar como haría cualquier medio solvente preocupado por la veracidad, y no como un mero contenedor que transmite la información que recibe, sería considerado un medio informativo monopolista y tendría que reducir su tamaño para hacer posible la competencia y la pluralidad. No admitir la responsabilidad ha sido en todo momento su respuesta a las resoluciones de las agencias de protección de datos que han actuado en diferentes momentos contra la compañía por revelar informaciones que comprometen la seguridad de las personas, por citar sólo un ejemplo.

La Unión Europea amenazó este mismo año a Google por desafiar la libre competencia al forzar los complementos y desarrollos de su programa Android. No obstante, el auténtico monopolio lo lleva ejerciendo desde hace tiempo el buscador en los contenidos informativos. Se ha convertido, más allá de su excusa, en quien decide qué es lo que debe ver o leer la gente y qué debe quedar relegado. De la información proviene, según se estima, el 80 por ciento de sus ingresos. Rentabilizarla de esa manera ha supuesto la ruina de muchos de los medios que vampiriza. Así funciona el mundo.

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