Hace unos días se estrenó en Valencia el primer corto europeo que incorpora el olfato, el tacto y el gusto a la experiencia cinematográfica habitual. Lo que, dicho así, suena casi escandaloso. Sin embargo, más allá de este titular, que ya es interesante, lo bien cierto es que la experiencia es, a todas luces, innovadora y sin duda, de un enorme potencial.

Producido, dirigido y guionizado por Miguel Ángel Font „un joven director que ya ha dado alguna que otra agradable sorpresa en el mundo del audiovisual, y no solo en el ámbito local„ el corto, titulado Xmile, cuenta la historia de un futuro inquietante en el que la humanidad sobrevive a la degradación del ambiente gracias a aplicaciones insertadas directamente en los organismos. Una historia que no deja a nadie indiferente y que incita, casi inevitablemente, a la reflexión.

Hasta ahí, una propuesta interesante, pero como muchas otras. La auténtica aportación de la propuesta de Font reside en su decisión de incorporar, desde el principio del proceso de creación de su obra, los subtítulos para que las personas sordas puedan seguir perfectamente los diálogos, una audiodescripción para que las personas ciegas sepan qué está ocurriendo en cada momento, una ambientación de fragancias que acompañan a cada secuencia y una experiencia gustativa y táctil para que los espectadores puedan percibir algunas de las sensaciones que experimentan los personajes del corto.

Es decir, lo interesante e innovador de la propuesta de Font es que la experiencia de ir al cine pueda incorporar todos los sentidos y que, además „y aquí está para mí lo revolucionario„ sea un intento muy serio de sumar a esa experiencia a cualquier persona, sean cuales sean sus condiciones sensoriales; lo que equivale a decir que se trata de una tentativa pionera, lograda, valiente y emocionante de llevar a la realidad las manidas buenas intenciones „frecuentemente fracasadas„ del llamado «diseño para todos».

Se trata de un paso muy importante en el camino de la integración de todos en la cultura del entretenimiento, una de las vías más transcendentes en nuestras sociedades para adquirir conocimientos, divertirse e integrarse. En la propuesta de Font todos los espectadores son iguales o, al menos, son más iguales que con el resto de las propuestas audiovisuales realizadas hasta el momento.

Ojalá que no se quede en una mera anécdota. Y que los creadores, productores, distribuidores y salas de cine entiendan el enorme potencial de esta propuesta. Porque podría ser clave para recuperar mucho público perdido y, sobre todo, para incorporar a un público nuevo „las personas con discapacidad„ ávido de atención. Mi más profundo agradecimiento y mi más sincera enhorabuena a un exalumno que, en realidad, siempre fue un maestro.