Estamos delante de una semana que va a ser apasionante pero que sigue llena de incógnitas. Llevo 17 años haciendo predicciones en Radio Alcoy. Con más o menos éxito en esas previsiones el momento de la verdad siempre viene con las olas de frío, sobre todo si pueden suponer nieve. Hemos pasado por una primera situación de frío durante el fin de semana que no ha sido realmente la nuestra. Pero hace días, todos los grupos de WhatsApp de aficionados en los que estoy se debaten en lo que pasará en la situación que tendremos a partir del martes, en la verdadera ola de frío polar continental, de origen remotamente siberiano más que realmente siberiana, que alcanzará de pleno sobre todo al este. Si sólo supusiera frío no habría tanta intriga, pero el hecho de que, con una vaguada de evolución retrograda con algo de recorrido marítimo y una posible baja mediterránea, pueda llegar a dar nieve en cotas medias e incluso bajas, ha desatado la locura. Desde hace días a muchos les aparece en las previsiones automáticas de los móviles no sólo que va a nevar en su pueblo, a veces casi a nivel de mar, si no que van a caer exactamente 5, 10, 25, 50 cm.

Con esto todo el mundo se vuelve loco, vete a explicarles que esa previsión automática sólo coge una de las posibles evoluciones del tiempo que marcan los meteogramas y que faltan demasiados días, que todo puede cambiar, incluso poco antes de que pase lo que tenga que pasar, que se nos escapan todavía muchas cosas para prever este tan peculiar hidrometeoro en el mediterráneo español. Al final, la pregunta es clara, pero ¿va a nevar o no? No todo es blanco „nunca mejor dicho„ o negro, pero ya en los pronósticos de la semana que va iniciarse habrá que mojarse. No obstante, yo seguiré diciendo lo que creo que puede pasar, sin estar seguro en absoluto. De hecho, tengo el cuerpo dividido entre un corazón de aficionado, que me pide una nevada histórica en algunos puntos que rememore las de hace años y que me dé la razón en la tesis que llevo defendiendo de que la nieve en exceso puede aquí ser un peligro, y una cabeza de técnico que pide que no se cumplan algunas de las brutales previsiones y que sólo nieve mucho y haga mucho frío en las montañas, que en los valles sólo sea anecdótico, porque podría ser un desastre. También cabe la posibilidad de que no caiga nada, de que sólo haga frío, que eso está asegurado, y que todo el mundo te diga que te has equivocado. Cuando me toque la siguiente columna dentro de nueve días ya habrá pasado lo que tenga que pasar.