La superficie de agua del planeta ha aumentado en las tres últimas décadas. La Tierra presenta más de 180.000 km2 de nuevas zonas permanentes con recursos hídricos, un incremento vinculado con la construcción de embalses o los efectos del cambio climático. Por el contrario, durante este período se han perdido casi 90.000 km2 de agua superficial a causa, sobre todo, de la sequía y actividades como la desviación de ríos o la construcción de presas. El 70 % de esta disminución de territorio con caudal se ha producido en Kazakhstan, Uzbekistan, Iran, Afganistan e Iraq. Estas son algunas de las conclusiones del mapa de agua del planeta elaborado por el Joint Research Centre (JRC) de la Comisión Europea, en colaboración con Google Earth Engine, en el marco del programa Copernicus. Los datos, publicados en la revista Nature, son de acceso gratuito a través de la herramienta en línea Global Surface Water Explorer, que muestra el impacto del clima en este recurso natural básico para la vida a través de mapas de 30 metros de resolución. El proyecto ha analizado más de tres millones de imágenes de satélite, recogidas entre 1984 y 2015, mientras que ha requerido el trabajo simultáneo de 10.000 equipos informáticos. Esta investigación, que no aborda los volúmenes, sino solo la capa superficial, destaca que la localización y la persistencia de masas de agua -tanto en el ámbito terrestre como costero- están afectadas por los fenómenos meteorológicos y la intervención humana, pero, a su vez, también inciden sobre el clima, la diversidad biológica y el bienestar humano.