He descubierto una nueva manera de ver la tele! En el gimnasio dándole a la elíptica, con mis auriculares conectados al móvil oyendo una selección de mis canciones preferidas, y con ¡6 pantallas 6! frente a mí. Son las doce de la mañana y estoy viendo AR, TDP, LM, 24H, M4 y EP. Entro de lleno en un mundo absurdo de canciones e imágenes, pero de repente mi cerebro encuentra un orden que, unido a las endorfinas creadas por el ejercicio, me hace sonreír.
Primero la parte bucólica: en mi cabeza suena «Nightswimming} de R.E.M. y en TDP veo una prueba de la Copa del Mundo de snowboard. Parece como si esos atletas se deslizaran por el circuito nevado al ritmo de la canción y flipo. Pero flipo más aún cuando repiten la carrera a cámara lenta, y da la impresión de que los corredores interpretan una coreografía mecidos por la voz de Michael Stipe. Vuelan ellos, vuela la música y vuelo yo en mi elíptica.
Segundo temazo: «Saca la lengua» de Los Ronaldos. En 24H aparece ese hipopótamo anaranjado y con peinado imposible (Trump, of course), tirando fuego por la boca, machacando a diestro y siniestro. Y pienso, ¿qué tendrá ese energúmeno, aparte de una obscena cantidad de dinero, para hacer que mi vida -de algún modo- sea condicionada por él? Me concentro en Coque Malla y paso del gilipollas.
Ahora suena «Here comes de sun» de los Beatles y en M4 sale la sentencia del caso NoóS. «Aquí llega el sol, las sonrisas vuelven a los rostros» canta Paul y Duran i Lleida sonríe, los valencianos de la trama sonríen, la infanta sonríe. ¿Estamos conectados o no? Si nos condenaran a ti o a mí a seis años, hubiéramos dormido en la trena desde la primera noche. En fin. País.
¡Pero esto no para! Mi cabeza se llena con «Layla» de Clapton en versión de Derek and The Dominos (¡qué pasada!) y me centro en los labios de la Griso que llenan la pantalla de EP. ¡Hasta sin voz se nota que solo se oye a si misma!
Bajo de la elíptica. La tele sigue su emisión interminable y yo me voy con mi música a otra parte.
