1. Giuseppe Grezzi | Concejal de Movilidad Sostenible y Espacio Público de València

A la bicicleta le corresponde un papel determinante:[...] devolver a la ciudad su dimensión simbólica y su vocación inicial: favorecer los encuentros humanos». Marc Augé, Elogio de la bicicleta.

En unos días, el anillo ciclista estará abierto a los y las ciclistas, que podrán empezar a disfrutar de los casi 5 kilómetros de vía ciclista que envuelve todo el centro histórico de València. Anhelado desde los años 90, cuando el colectivo ciclista València en Bici propuso su creación, este corredor exclusivo para bici será finalmente una realidad.

Tengo la convicción de que esta obra, que desarrolla su trazado alrededor del centro neurálgico de la ciudad, atravesando lugares tan emblemáticos como la Estación del Norte, las Torres de Quart, las de Serranos, el IVAM, el Parterre o la calle Colón, pasará a convertirse en el símbolo de una nueva València. Porque la obra proyectada en la Concejalía de Movilidad Sostenible, gracias al excelente trabajo de los técnicos, lleva aparejadas importantes medidas de recuperación del espacio público -ampliación de aceras, nuevos pasos de peatones, zonas peatonales libre de motos que bajan a la calzada- de mejora de las paradas de la EMT y de pacificación del tránsito rodado.

De hecho, el primer cinturón de ronda se había convertido en una circunvalación motorizada, donde el coche era el rey, mientras que los ciclistas se las apañaban como podían para sortear los vehículos, jugándosela a cada pedalada. O buscando 'refugio' en las aceras, algo que está prohibido y afecta gravemente a los peatones. Todo eso a partir de ahora será historia: con el anillo ciclista protegido y separado del tránsito motorizado, bidireccional y conectado con el resto de carriles bici de manera radial y capilar, los ciclistas podrán pedalear seguros y de manera más directa a cualquier punto de la ciudad. Igualmente, contribuirá a revolucionar los hábitos de consumo, ya que la bici es también un motor de venta del comercio local, como demuestran estudios realizados en muchas ciudades. Y los quehaceres cotidianos se irán paulatinamente modificando a medida que se descubran las ventajas y facilidades de circular en bici por València.

Con ello y el resto de carriles bici en fase de construcción o en proyecto, nos sumamos a una larga lista de realidades urbanas de medio mundo que han estado realizando una apuesta decidida por las dos ruedas. Con una clara vocación: convertirnos en la Capital Mediterránea de la Bici. ¡Nunca es tarde si la dicha es buena!

2. Alberto Mendoza | Concejal del PP en el Ayuntamiento de València

En 2015, Valencia ya era una de las ciudades más sostenibles de Europa, fruto de una planificación eficiente, de un trabajo de sensibilización constante y de la gestión ambiciosa y positiva que el Partido Popular desarrolló al frente del Ayuntamiento.

Nosotros cuidábamos de que nuestro crecimiento fuera equilibrado y beneficiara a todos. Por eso, impulsamos el Plan de Movilidad Urbana Sostenible de la ciudad de València, aprobado en el pleno de diciembre de 2013, que apostaba por una circulación más fluida, sostenible y accesible, e impulsaba actuaciones como el anillo ciclista que consideramos estratégico porque iba a reforzar la calidad de vida en el centro histórico a medida que avanzábamos en su proceso de revitalización.

Hoy, con un incomprensible retraso de año y medio, está a punto de culminarse esta nueva infraestructura que el concejal Grezzi, de nuevo, ha convertido en un elemento de conflicto y de confrontación en todos los barrios por los que discurre su itinerario.

El anillo ciclista era y es -a pesar de modificaciones caprichosas que han encarecido notablemente nuestro planteamiento- un gran proyecto cuyas virtudes y beneficios se han desdibujado debido a la falta absoluta de sensibilidad y voluntad de diálogo con comerciantes, taxistas, colectivos y vecinos directamente afectados.

El señor Grezzi tuitea o pedalea -e incluso nos ha demostrado que es capaz de hacer las dos cosas a la vez- pero es absolutamente incapaz de rectificar, de reflexionar, o de escuchar cualquier sonido que no sea el de su propia voz o el del aplauso de los suyos, creando problemas de seguridad vial y de accesibilidad donde no los había.

La forma en que se ha desarrollado la ejecución del anillo ciclista es un ejemplo más de sectarismo y de falta de criterio; de querer imponer sin convencer; una nueva prueba de que las políticas de Grezzi son hoy, la punta de lanza la gestión nefasta e ideologizada que Compromís -con la inestimable ayuda del PSOE y de la marca blanca de Podemos- está haciendo de los recursos de todos los valencianos.

3. Fernando Mafé | València en Bici-Acció Ecologista Agró

En el año 1994, en una reunión del colectivo València en Bici, se engendró la propuesta Carril Bici a la Ronda Ja!. La idea planteaba ya entonces la necesidad de crear un anillo ciclista con casi cinco kilómetros de recorrido y que de forma segregada bordearía toda la ronda interior de Valencia.

Aquella propuesta con visos de campaña permanente de València en Bici, tomó cuerpo a través de marchas ciclistas, simulaciones del carril bici en plena calle Xàtiva, vídeos, intervenciones en prensa, miles de firmas recogidas, reuniones, participación en comisiones y plenos municipales, cartas a alcaldía y un contacto permanente con la comunidad ciclista a través de las redes sociales. El resurgir del interés público sobre la movilidad sostenible gracias a entre otras cosas a la celebración de la Semana Europea de la Movilidad fue de gran ayuda para generar sensibilidad hacia propuestas como el anillo ciclista.

Veintitrés años dan para mucho y no todo ha sido fácil hasta alcanzar el objetivo, pues la muralla política y burocrática en la que rebotaba una y otra vez la reivindicación era casi tan dura como nuestra aguerrida insistencia. En el último periodo de la legislatura anterior y con la célebre frase «queremos convertir Valencia en la Amsterdam del Mediterráneo», el entonces concejal de tráfico Alberto Mendoza anunciaba en todos los medios de comunicación la creación del anillo ciclista junto a otro gran paquete de proyectos que actualmente están en fase de construcción: Avenida del Cid, Puente de la Exposición, Armando Palacio Valdés, etcétera. Algún que otro problema administrativo y el resultado de las elecciones de 2015, devolvieron el anillo ciclista a la mesa de diseño para un nuevo planteamiento.

La llegada del Govern de la Nau con Giuseppe Grezzi al mando del área de Movilidad Sostenible despierta el interés de buena parte de la comunidad ciclista de la ciudad. Tanto el anillo como el resto de proyectos anunciados por el gobierno anterior, recogen propuestas para mejorar su trazado y su relación con los peatones. Grezzi y su equipo también realizan un buen número de conexiones ciclistas imprescindible como el Pont de Fusta con la calle Santa Amalia, el Pont de les Arts con Padre Ferris, la Alameda con el Pont de l´Assut d´Or y el carril bici del Saler, la conexión de Tarongers con la playa de la Malvarrosa, el acceso a la Via Xurra desde la Ronda Norte, etcétera.

València camina y pedalea a ritmo constante para convertirse en la Capital Mediterránea de la Bici, pero la tarea por delante sigue siendo ingente y se hace imprescindible apelar a la responsabilidad ciudadana, pues el uso del coche para todo acaba con el alma y la salud de las ciudades.

4. María José Broseta | Presidenta de la Federación de Asociaciones de Vecinos de València

Nadie puede poner en cuestión hoy en día los indiscutibles beneficios que tiene el uso de la bicicleta como medio de transporte. También es innegable que Valencia es una ciudad ideal para usarla por su clima y su orografía, de ahí que unido a la puesta en marcha de Valenbisi, se haya incrementado notablemente el número de ciclistas. Sin embargo, la falta de unas infraestructuras adecuadas ha terminado por crear muchos problemas en forma de invasión de aceras y de molestias, cuando no accidentes o atropellos a los viandantes. En este sentido, la construcción del anillo ciclista va a traer unos beneficios obvios.

Sin embargo, el Ayuntamiento debería tener en cuenta varias cuestiones. Por un lado, facilitar información detallada a las asociaciones de los barrios afectados por las obras antes de adjudicarlas para evitar conflictos. Por otro, estudiar si la ejecución del anillo ciclista en este caso, o de cualquier otro carril bici, puede generar atascos en determinados puntos que perjudiquen las deficitarias frecuencias de paso de la EMT. Y es que si el objetivo es reducir el tráfico de vehículos privados, no es suficiente con hacer infraestructuras ciclistas sobre la calzada. Además, habrá que dotar a la EMT de autobuses y plantilla suficiente para hacerla más competitiva. El consistorio y su concejal de Movilidad, Giuseppe Grezzi, deben tener presente que mientras no todo el mundo puede usar una bici, la EMT sí que es un transporte universal al alcance de todos, independiente de la edad o condición física. En este sentido, las actuales frecuencias de 15 y 20 minutos no contribuyen a que los ciudadanos se planteen dejar el coche en casa. Unas esperas que, si se incrementan con atascos innecesarios, se pueden convertir en la mejor excusa para no volver a coger un autobús. Por eso, debe existir una planificación global a la hora de realizar infraestructuras ciclistas de forma que no se entorpezcan las frecuencias de la EMT y, además, se debe hacer un ambicioso esfuerzo inversor para mejorar la calidad de este transporte público universal.