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Alfons García03

Entre los amigos y los principios

Cualquier escéptico de la epidemia de los días internacionales se topó ayer con la horma de su zapato. De no ser ayer 8 de marzo, Día de la Mujer, hoy habría un Consell Jurídic Consultiu flamante y renovado con los tres aspirantes, los tres hombres, acordados hace unas semanas entre los grupos parlamentarios. Estoy convencido. O es así o, de lo contrario, tendría razón Podemos al sospechar que a PSPV y Compromís les trae al pairo la renovación parcial del órgano porque ellos ya pusieron hace seis meses a los suyos en el Jurídic sin consultarlo ni con la almohada.

Uno está tan convencido de esto como de que la presunción de que la prensa les iba a sacar los colores con el reglamento de las Corts que supuestamente garantiza la paridad en las designaciones parlamentarias movió a sus señorías a buscar un atajo de última hora en forma de proposición de ley. Puede resumirse, al estilo Simpson (Bart), en un «esta será la última vez que somos machistas al elegir representantes y aquí están nuestras credenciales de que nunca volverá a pasar».

Seguro que es una impresión distorsionada, pero lo que queda tras la pelea política es que la paridad, al menos en este caso, importa menos a cada grupo que colocar a uno de los nuestros (suyos). Los cupos de toda la vida, en fin. Esos que alguna vez se dijo que ya no existían.

PP, Ciudadanos y Podemos tienen argumentos para estar enfadados por un proceso de renovación a veces de circo, pero el empeño en no ceder con su candidato ofrece la mala imagen de que los amigos están antes que los principios. Y eso no es ni nueva ni buena política.

Entretanto, la que puede sonreír en su escaño es Isabel Bonig. Mientras los socios se pelean, su boutade del Titánic flota mejor y, además, a falta de acuerdo, uno de los suyos mantiene la presidencia del Jurídic, aunque sea de forma interina.

? ¿Quién es de izquierdas? Que en un mismo partido un aspirante a líder (y exlíder) se presente como el que quiere un PSOE auténticamente de izquierdas y el secretario de organización de la segunda federación en militantes (la valenciana) diga que la gente «quiere políticas útiles más que eso de izquierdas y derechas» evidencia el sinvivir que reina en el socialismo español.

Las primarias empezarán a decir qué idea triunfa, pero el problema es que la distancia entre las dos posturas es aparentemente tanta que la paz socialista se antoja como un imposible. Parece más cerca la división que la concordia.

Podríamos discutir la consistencia del giro a la izquierda de Pedro Sánchez, el mismo que selló un acuerdo con Ciudadanos y negó a los socialistas valencianos la Entesa con Compromís y Podemos porque con Pablo Iglesias no podía haber nada. Pero si volamos un poco más alto, lo que aparece como elemento definitorio de unos tiempos acuáticos es la facilidad para cambiar de discurso. Tiempos de triunfo de la mercancía, en los que si una idea no prospera se cambia por otra y en los que el votante es tan fiel en las urnas como ante el lineal de leches. Para superar la jornada de hoy necesitaremos sin lactosa.

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