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El atasco de Francia

La primera ministra del gobierno reaccionario de Polonia se llama Beata y su partido es el PIS. A eso le llamo yo justicia poética. También es una forma de justicia poética que el presidente francés, François Hollande, haya dicho algo inteligente, aunque haya habido que esperar toda una presidencia. Dice Hollande que los regímenes autoritarios y xenófobos del momento remiten a la Rusia de Vladimir Putin, lo que parece cierto, o al menos plausible, si tenemos en cuenta la devoción que le tienen al judoka del Kremlin Donald Trump y Marine Le Pen. Eso sí, no sé cómo se las apañan para ser rusófilos los que son rusófobos por antonomasia (copio esta bonita palabra de Isabel Bonig).

La respuesta la tiene el periodista polaco Adam Michnik, que dice que Kaczinski y los dirigentes polacos son «anticomunistas con cara de bolchevique». Cara y maneras, diría yo, pues no hay más que ver como fue eliminado el espía ruso (cesante) Litvinenko: con un cigarrillo con sabor a polonio radiactivo (los hay con gusto a hierbabuena y mojito, menos letales). La idea de una nueva Santa Alianza de la sagrada Rusia (sin Prusia, cesó en el negocio, y, tal vez, con Austria, que representa como nadie el chocolate mesocrático) resulta, a la vez, estremecedora y cómica.

La carcundia es mucho más fácil de exportar que la revolución que, aunque a veces sea inevitable, siempre rompe algo, mientras que la carcundia, no rompe ni la hucha, porque es lo suyo. A lo que iba. Resulta difícil representarse a Putin como paladín de la Cristiandad. Por las maneras, digo. Más me preocupa que Francia haya perdido su puesto de mayor laboratorio de ideas de Europa y que los electores aplaudan a François Fillon pese a su descarado y público nepotismo. O que Hollande hiciera ministro a Emmanuel Macron a sabiendas de que era liberal, lo que puede conducir las elecciones presidenciales, de nuevo, al atasco laberintico que sufre Francia desde hace veinte años: votar a los fascistas o a la derecha-mal menor, todos unidos en santa hermandad. El atasco de Francia es el de Europa. Hasta Merkel tiene más cintura.

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