Hace quince días se dieron unas lluvias sin duda espectaculares en toda la provincia de Alicante aunque, como no, destacaron por la cantidad y por el impacto, las que cayeron en el área metropolitana de la capital provincial. Cuando oí en un programa de radio de ámbito nacional a la primera autoridad municipal, no pude evitar sentir cierto desasosiego: «resulta que, como siempre, en Alicante había llovido como nunca pero las obras del Plan Antirriadas habían evitado el desastre que no pudieron evitar en 1982 y 1997; resulta que esta no es la época para que llueva, eso pasa en otoño, pero una conjunción de factores parecida a algo mágico, casi astral había desencadenado la fuerte precipitación de últimas horas del 13 de marzo, precedidas de las lluvias constantes de todo el día; resulta que nadie, AEMET tampoco, había advertido de esa posibilidad a las autoridades municipales ya que, según el alcalde, sólo había un aviso amarillo por viento y fenómenos costeros». Casi nada de todo lo argumentado es del todo cierto.

Es verdad que era la tercera cantidad más importante en un día de los registros de Alicante en los últimos 100 años y la más destacada de marzo, pero está muy lejos del total y de las intensidades horarias de 1982 y, sobre todo, de 1997 y, por eso, aunque es indudable que las obras antirriadas habrán mitigado los daños, no se han enfrentado al mismo fenómeno que en aquellos casos.

Las lluvias torrenciales asociadas a gotas frías pueden ser más frecuentes en otoño pero se pueden dar en cualquier época del año y no son una coincidencia astral. AEMET sí tenía activado el aviso amarillo por lluvias para la ciudad de Alicante. Eso sí, es una vergüenza que el radar de precipitación de Murcia estuviera fuera de servicio por la tormenta del día anterior y que no pusiera un aviso rojo, o naranja al menos, aunque fuera por fenómeno observado, cuando vio la que se estaba liando. También lo es que un puñado de desharrapados, viendo un modelo de lluvia en internet en una página francesa, el AROME, que es el Harmonie que AEMET no ofrece en abierto, intuyéramos al menos que algo así sí podía pasar. Todo falló un poco, pero no pasó nada porque nada falló del todo.