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Mente enferma

Para que no pensemos que esto de la intolerancia y el fanatismo son cosas de nuestras orillas, me desayuno en el otro hemisferio con la noticia de que una política australiana ha calificado al Islam de "enfermedad".

La émula de Oriana Fallaci, aquella periodista italiana tornada hacia el final de su vida en azote de musulmanes, se llama Pauline Hanson, y seguramente el lector no habrán oído antes su nombre.

Hanson es algo así como el equivalente australiano de la francesa Marine Le Pen o el holandés Geert Wilders, por nombrar a dos políticos muy de actualidad en nuestro continente.

El partido que lidera se llama "One Nation" (Una Nación) y uno de sus objetivos es privar a los aborígenes australianos de los ya de por sí limitados derechos sobre las tierras habitadas desde tiempos inmemoriales por sus antepasados.

Pues bien, no contenta con menospreciar cada vez que puede a los primeros habitantes de este continente, Hanson, que no oculta su admiración por Donald Trump y Vladimir Putin, aprovechó el último atentado de Londres no para denunciar el terrorismo, sino para cargar de modo general no contra el islam.

"Permítanme esta analogía: cuando se sufre una enfermedad, es preciso vacunarse. Y el islam es una enfermedad contra la que tenemos que vacunarnos", declaró la líder de "One Nation".

Poco antes, Hanson había propuesto como solución al problema terrorista sustituir la frase "PrayforLondon" (Recemos por Londres), que había empezado a circular en internet, por la almohadilla "Pray4MuslimBan" ("Recemos por la prohibición del islam").

Uno de los primeros en reaccionar fue el viceprimer ministro australiano, Barnaby Joyce, del derechista Partido Nacional de Australia, quien calificó de "estúpidas" ese tipo de declaraciones, de las que dijo que "no ayudan a nadie".

"En nombre del pueblo australiano, agregó Joyce, estoy muy orgulloso de ir a ese lugar llamado Indonesia, que es el mayor país musulmán del planeta y al que exportamos enormes cantidades de trigo y de ganado y con el que nos llevamos muy bien".

Está claro que como en todas partes, el negocio es el negocio.

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