Conocí poco a Paco Puchol. Menos de lo que hubiese querido. Tengo para mí que era un encuentro pendiente que vas dejando, como el fumador deja un buen puro en la cava no por falta de ganas, sino en espera de feliz ocasión. Esta intuición, ahora tristemente malograda, vino surgiendo de la intensa simpatía que despertaba su trato, que, aunque ocasional, siempre viene siendo cálido y cercano, llamándote por tu nombre, buscando tu participación, haciéndote sentir valioso, aunque nos conociéramos poco y yo no frecuentase el Club, pese a ser socio desde hace ya bastante tiempo. En cualquier lugar, y con independencia de quien lo acompañase, su mirada risueña y su elegante presencia se posaban un momento para interesarse por ti y buscar, con sinceridad, el momento propicio que no ha podido ser.

Pese a todo, Paco no es para mí una persona desconocida. Estaba, está y estará presente, porque, aunque pendiente ese café, daba por atendido el emplazamiento. Su invitación hacía surgir en el interlocutor -por lo menos en mí- la conciencia de que el compromiso cívico no quedaba aplazado, sino que, en la distancia, era y es firme compartido y cotidiano. El "a ver si vienes más por aquí" no era un reproche proselitista, sino una sincera invitación, desde la humildad, a sumar, con la convicción de que ésa es la mejor oferta que pueden hacernos en la vida. El mérito de Paco Puchol ha sido conseguir que el Club de Encuentro Manuel Broseta, siguiendo ese ejemplo de consenso emanado del concurso de personalidades tan fuertes y distintas, haya cuajado como valor permanente y señero, en el que crecer como personas y como sociedad. He recordado hoy la preocupación de Paco, como amante de la Libertad, ante la crisis de los valores democráticos, del respeto mutuo. Sin duda, una reflexión para la ocupación. Estamos apenados, porque un amigo se va, pero nos deja el alimento para que no se muera el alma, o mejor, para que ésta siga realmente viva, y cuya expresión más clara encontramos en las palabras de San Juan XXIII "buscar más bien lo que une que lo que separa". En ese propósito estoy seguro que ya lo está empleando el Padre, al que sin duda Paco está animando, a su vez, para organizar algo al respecto e implicarnos a todos. Muchas gracias, Paco, y hasta siempre.