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Residuos: una gestión insostenible

Mientras el secretario autonómico de Medio Ambiente, Julià Álvaro, viaja a Madrid a un acto convocado por su partido EQUO para intentar promocionar su cuestionado sistema de retorno de envases -el ya famoso SSDR que tantas horas de sueño le quita-, en su departamento continúan acumulándose problemas sin resolver por la ausencia de decisiones.

Uno de los ejemplos es el conflicto de los residuos. Hace un par de semanas desvelábamos el colapso sufrido en la planta de transferencias de Ròtova, del consorcio que gestiona la basura de las comarcas de la Costera, la Canal, la Vall d´Albaida, la Safor y el Valle de Ayora. El aumento de basura por la Semana Santa llegó a poner contra las cuerdas la recogida en dos comarcas. Una situación recurrente; ya había sucedido con anterioridad en diciembre y volverá a ocurrir en agosto.

¿La solución? La de casi siempre, provisional: desviar la basura a otras instalaciones. En resumen, decenas de camiones con residuos recorriendo cientos de kilómetros de carreteras a diario a un coste económico y ambiental insostenible. Un asunto más en el cajón.

Todo esto ocurre un año después de que Julià Álvaro advirtiera en la reunión de constitución del Consorcio de Residuos de la Vega Baja que «no haremos ninguna instalación contra la voluntad de la gente, pero haremos instalaciones sí o sí». Unas palabras que llegaban unos meses después -finales de 2015- de que en la misma comarca, la más conflictiva en el tema de la gestión de residuos, dijera que en 30 días habría una planta de transferencia.

Pues bien, ni una cosa ni la otra. Las medidas urgentes para «garantizar la correcta gestión de los residuos», entre ellas un decreto ley, solo han servido para acrecentar la ya extensa literatura legislativa.

Los camiones cargados de residuos siguen tejiendo a diario una absurda telaraña de miles de kilómetros por una gestión que, más que ineficaz, podría tacharse de inexistente.

¿Dónde están las nuevas plantas de tratamiento o transferencia de residuos? ¿Qué se ha hecho con las plantas insostenibles (Cervera, Campello,..)? ¿Qué sucede con el vertedero de Guadassuar?

Y lo peor de esta situación es que se produce cuando al frente del departamento, por primera vez en la democracia, se encuentra una organización ecologista.

Solo con que Álvaro le pusiera la mitad del interés que dedica al SSDR -por cierto, un sistema que, según un informe de la Cátedra Unesco de la Pompeu i Fabra, no reporta «beneficio ambiental y sí un mayor coste económico y social»- , las cosas irían mejor; o por lo menos, irían.

Digo yo.

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