Algunos todavía vamos al circo, ahora ya como padres, pero el sistema sigue siendo el mismo: niños en la grada y los mayores en la pista. Durante los últimos días, nuestra vicepresidenta ha cambiado el orden. Se ha sentado en la grada, ha lanzado a los menores a la pista y ha montado su circo.

Nos quedaremos con la duda de saber qué habría sucedido si este periódico no se hubiera hecho eco del hacinamiento en Monteolivete, los daños estructurales graves del edificio y permanencias de los menores superiores a las establecidas. Todo ello reconocido por la Asociación de Profesionales de Instituciones de Menores tras su reunión con la directora general, Rosa Molero.

Pero la información salió a la luz y era de prever que la heroína defensora de las injusticias no asumiera culpa alguna. Todo tipo de justificaciones se utilizaron para salvaguardar su imagen: la culpa del PP, tardanza en recibir los informes o el no uso de los cauces correctos para su transmisión. Los reproches alcanzaron hasta a los vecinos de L´Eliana. A pesar de los esfuerzos, se avivaba el fuego con material venido del Síndic de Greuges y de la propia Fiscalía, que anunciaban que hacía demasiado tiempo que estaban reclamando a consellería la adopción de medidas.

Quiso la casualidad, o no, que saltara al unísono el ordenado traslado de los menores alojados en el centro de Segorbe, gestionado por las Terciarias Capuchinas. En un primer momento por indicios de malos tratos, luego por presuntos abusos sexuales denunciados a la Fiscalía en septiembre del 2016. Ante este nuevo foco que necesariamente debía compartir protagonismo con Monteolivete, uno se pregunta por qué se toma la decisión del traslado de esos menores después de casi nueve meses y por qué no se ha esperado a la investigación de la Fiscalía, máxime cuando ya se había despedido al trabajador. Aquello de que nadie está por encima de la ley no sirve para la que se erige como fiscal, juez y verdugo.

Ahora, más numeritos al espectáculo: el centro salvavidas, el de Buñol, posee carencias por mal estado; un ingreso en prisión por posible inducción a la prostitución en Monteolivete; unas monjas que denuncian a Oltra por faltar a la verdad y dañar su imagen... y lo que vendrá.

En Segorbe se conocen todos. Cuesta entender que acusaciones tan graves, de ser ciertas, pasaran desapercibidas y hace sospechar el hecho de que no aparezcan voces acusadoras, al contrario. Da pavor pensar que un político pueda anteponer su imagen por encima de todo.