Con el fallecimiento de Jesús Barrachina ha desaparecido por completo la trilogía formada por el Alto, el Bajo y el Mosca. Trilogía que surgió en un programa deportivo de Radio Valencia y que presentábamos al alimón José Vicente Aleixandre y quien esto escribe. Era un programa distinto. No tenía nada que ver con lo que se hacía entonces. No se nos escapaba nada de la actualidad pero todo con un toque de humor.

El alto era Jesús Barrachina y el bajo Salvador Dasí, por sus estaturas claro, ambos directivos del Valencia en la época de Pepe Ramos (panecillo en el programa, tenía una fábrica de pan) en la presidencia; el tercero, el mosca, era José Vicente Aleixandre, apodado de esta guisa por sus acertados artículos que publicaba a diario como redactor jefe de deportes de Levante EMV, siempre atinados y directos al grano, lo que no gustaba demasiado a los destinatarios. Lo de la mosca venía por lo de la cojonera, claro. En el programa conseguimos que los oyentes conocieran a los personajes por su apodo, no hacía falta nada más. La lista era larga. A los ya citados podría añadir Andrés, Salvador Gomar, Pasi, Pasieguito, Rambal, el doctor Tormo y un largo etcétera.

El repaso a la actualidad no faltaba. La visita a Paterna, Ciudad Deportiva toda la vida, ahora la Academia, era obligada para ver el entrenamiento al completo sin pegas y sin trabas. Entrevistas a los jugadores, casi a diario, bien tras la ducha mientras se secaban o por una simple llamada telefónica a su domicilio. Vamos, igualito que en la actualidad, que para hacer una entrevista tienes que pedir permiso a todos los estamentos del club. De vez en cuando dábamos carnaza a los compañeros: un día dijimos que el Real Madrid iba a traspasar al Valencia a Santillana y Saura del Valencia al Real Madrid; al día siguiente se publicaba en distintos medios y nosotros lo desmentíamos. Son cosas del fútbol. La despedida siempre era la misma. Hasta aquí hemos llegado, ahora si quieren pueden escuchar a la competencia, pero Paco Lloret y los suyos en Antena 3 Radio no les van a contar nada nuevo. Hagan ustedes lo que les plazca.

El alto y el bajo eran dos directivos que, como otros de la época, vivían el club a tope. Les costó dinero, bastante dinero de su bolsillo. El Valencia recurrió a los bancos para poder subsistir, el crédito avalado por los directivos se devolvió pero los intereses los pagaron los avalistas. En fin, eran otros tiempos, pero una cosa estaba clara, eran valencianistas de pro. De los que no cenaban si se perdía. De los que cogían berrinches si las cosas no salían bien. Ahora me los veo juntos de nuevo y allá donde estén seguirán siendo los mismos. El alto estuvo más tiempo en la casa y conociéndole como le conocía desde hace cuarenta años, me lo imagino cariñoso como siempre, saludando a todo el mundo; no sé si tendrá farolas cerca, pero abrazar lo que se dice abrazar, hasta el mismo san Pedro por supuesto. El bajo, a lo suyo, nada le parecerá bien; discutiendo con todos, era él solo contra el mundo para terminar criando gatitos en el estomago y tomándose una copa con el alto, su amigo del alma. Otro gran tipo.

Me falta el mosca, para mí la mejor pluma que he conocido. Muy suyo, trabajamos juntos mucho tiempo tanto en la radio como después en Radio Televisión Valenciana. Sus artículos ahí están recogidos en un libro que se acaba de presentar hace unos días. Personaje muy peculiar del que aprendí muchas cosas y que estará poniendo a caldo a todo aquello que no le guste demasiado.

Particularmente no esperaba menos de ellos. Cada cual con su sello particular y una cosa en común su valencianismo. Gente como vosotros no queda demasiada.