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Las reglas están para romperlas

Laila, la modelo valenciana y candidata a «MasterChef» abandonó el domingo por la noche los fogones del concurso culinario de TVE. Su paso por el programa había sido más que notable y los jueces así lo habían valorado a lo largo de las pruebas. Sus compañeros, además, parecían tenerle bastante aprecio. Sin embargo, una mala pasada, quizás por los nervios, le hizo colgar el delantal blanco. Las reglas son las reglas, vino a decir el jurado Jordi Cruz al valorar los platos que la valenciana ofreció en la prueba de eliminación. Y es que tuvo el error garrafal de olvidarse de coger el producto principal del «súper»: la calabaza. Y digo lo nervios porque la prueba suponía trabajar con una olla a presión, un sifón y nitrógeno líquido. Laila sufrió un accidente con un microondas que le ha provocado pavor a utilizar cualquier instrumento susceptible de explosión. Pero la cocina es lo que tiene. Es complicado no meterse en una de ellas y no encontrarse algún artilugio con cierto peligro. Sin embargo, incluso sin calabaza, los platos que Laila preparó fueron, según los chefs, mejores que los de su contrincante en la prueba, Silene. La brasileña, además, tampoco usó uno de los utensilios que pedía el jurado. La valoración debió ser difícil. Tocaba decidir entre una buena propuesta pero sin el ingrediente principal o un plato de menor calidad, sin una de las técnicas, pero con el producto indicado. No es que una barra para casa, pero la calidad y la trayectoria deberían haber pesado más que una sola prueba. Las reglas son las reglas, sí, pero a veces, están para romperlas.

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