Dicen que no hay dos sin tres; es decir, primero el Brexit, luego el no-Frexit y próximamente el Catalexit, sin fecha para el referéndum, sin pregunta a refrendar y sin acuerdo a consensuar. Todo empezó a partir de la decisión de Cameron de convocar el referéndum, anunciado en Febrero de 2016 y celebrado en Junio del pasado año, cuyo resultado de salida ha sido el Brexit y el maratón de los próximos veinticuatro meses de negociación de gananciales entre la UE y el Reino Unido que culminarán con la recuperación irreversible de la soberanía por parte de May, aunque ella abogara inicialmente por la permanencia hasta que fue nombrada primera ministra, sin haber pasado por las urnas.

La posición de Juncker es clara, antes y después de la cena reciente en Downing Street: 1) abonar el Reino Unido los 100.000 millones de euros comprometidos en fondos comunitarios hasta 2020, 2) resolver el status de los funcionarios ingleses en el marco de las instituciones europeas, incluidos sus derechos pasivos a la vez que negociar a coste de los ingleses el desmantelamiento de las dos agencias europeas con base en Londres y 3) preservar los derechos adquiridos de los comunitarios expatriados en Gran Bretaña a cambio de respetar los de los ingleses residentes en la Unión. En la agenda queda incluido el asunto de Gibraltar y su acceso o no al mercado europeo continental.

El partido de vuelta de esta confrontación se ha jugado en Francia con ocasión de las pasadas elecciones presidenciales, que se han saldado con la victoria del europeísta Macron frente a la amenaza del Frexit que incorporaba Le Pen en su programa mediante la salida inmediata del país vecino del euro y de la Unión Europea, previo referéndum y caso de haber llegado al Eliseo.

El resultado hasta la fecha ha sido, por tanto, Brexit 1-No Frexit 1; traducido al lenguaje quinielístico un 1 fijo al Brexit, un 2 fijo al No- Frexit y ahora nos queda la X del Catalexit para completar el cuadro de apuestas, en este caso ni deportivas ni benéficas de la próxima jornada, que puede resultar en un ni SI ni NO ni todo lo contrario, bien es cierto que cabe jugar con apuesta sencilla, doble, múltiple, reducida o condicionada, dándole a sí un toque cataléptico al juego de referéndum a referéndum y tiro porque me toca.

Este itinerario tipo el tren de la película Pelham 1-2-3 culminará con estación término en el Catalexit, por aquello de que no hay dos sin tres, donde el tándem formado por el flautista de Hamelin y el trovador de Ítaca, para no ser menos, convocará su propio referéndum, con o sin elecciones anticipadas previas, de cara a introducir el pujolet como divisa referencial para la próxima emisión catalana de bonos basura.

Habrá que ver la posición de Rajoy como registrador mayor del Reino en relación a dónde quedarían las inversiones estatales en Cataluña a efectos de valoración de gananciales, el patrimonio inmovilizado de los 800 edificios de titularidad estatal, incluido el Monasterio de Poblet y los 60.000 millones de deuda pública catalana. O sea, la combinación superestelar galáctica del Brexit, No- Frexit y Catalexit: convoque su referéndum, elecciones anticipadas y a rodar con la libra esterlina, el franco gaullista y el pujolet. Haga su apuesta ya y ¡ A jugar !