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El triunfo sin alma de los bajistas

El inédito desenlace de las posiciones cortas en el Popular

De profesión, "bajista". En este caso no es alguien que toca el bajo en un cuarteto pop, pero dentro de su mundo puede decirse que ha tocado el cielo en estos días de agitación bursátil para la banca. El hundimiento y sepultura del Banco Popular serían considerados en una convención de "bajistas" como el sumun de sus afanes especulativos: el desenlace de la crisis del banco madrileño, con su venta por un euro al Santander y la amortización de las acciones, supone que éstas valen cero, propiciando la ganancia máxima posible para los especuladores de las también llamadas "posiciones cortas". Aunque la situación ha sido tan extraordinaria que han surgido incluso dudas legales acerca de cómo liquidar tales posiciones.

Las ventas a crédito o apuestas bajistas funciona del siguiente modo: el inversor (generalmente un fondo) pide prestados títulos a un accionista para venderlas, porque piensa que la cotización va a bajar (de hecho, contribuye a que lo haga con la venta), recomprándolas después a precio mas barato para devolverlas y obteniendo por ello una plusvalía, de la que habrá de descontar el "alquiler" abonado al prestamista. La maniobra es arriesgada: en primer lugar puede ser que el valor no descienda como creía el especulador, y si lo hace, debe acertar a cerrar sus posiciones (recomprar las acciones para devolverlas) antes de que el precio repunte e incurra en pérdidas, que como las ganancias pueden ser cuantiosas.

Lo inédito del caso del Popular es que para quienes mantuvieron sus posiciones hasta el final (hasta el cierre de la sesión del martes, previa a la intervención del banco en la madrugada del miércoles) no fue posible recomprar los títulos porque estos fueron amortizados y por ello su valor rebajado a cero. ¿Qué pasará con esas posiciones? La cuestión ha provocado cierto revuelo, pero la opinión que predomina en las agencias de inversión es que los "bajistas" han obtenido el máximo beneficio posible: salvo en casos contados (algunos contratos singulares), la mayoría de ellos podrán liquidar sus ganancias por la diferencia entre el precio que obtuvieron al vender las acciones y el valor actual, o sea cero. Ganancia máxima. Especulación total. Capitalismo de casino. Economía sin alma.

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