Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El emergente delegado Moragues

El delegado del Gobierno ha terminado cogiéndole el gusto a los focos. Ha demostrado su sagacidad para sacar cabeza allí donde hay oportunidad y convetirse en el rostro más visible del PP en la Comunitat Valenciana, mientras Bonig pelea en el partido. Y eso genera recelos.

Ahora que Ximo Puig va a estar entretenido en defender su candidatura en el PSPV frente al emergente alcalde de Burjassot, Rafa García; que Mónica Oltra sigue prácticamente desaparecida desde su viaje por la UE con el incendio en Menores de por medio: que Isabel Bonig está entretenida con el sarao que tiene montado en el PP de València, gestora incluida, en medio del desconcierto general sobresale una figura emergente, la del delegado del Gobierno, Juan Carlos Moragues. Este alto cargo de la Agencia Tributaria que Alberto Fabra promocionó al frente de una conselleria de Hacienda sin hacienda, ha terminado cogiéndole gusto a los focos que empezaron a darle luz como conseller.

Y ha demostrado que destreza no le falta para moverse en la maraña mediática desde un cargo «oscuro», el de delegado de un Gobierno que acumula una lista negra interminable de reproches en la comunidad que debe atender, la valenciana.

Moragues ha demostrado ser un escapista especializado en los momentos en los que es mejor no dar señales de vida, pero también un depredador cuando olisquea la mínima oportunidad de sacar la cabeza. Es de los que cuando los demás desenfundan, él ya ha disparado.

Los hechos están ahí para demostrarlo. Por ejemplo, ¿qué pasó la semana pasada? Fue anunciar Puig la convocatoria de una cumbre para analizar la crisis de accidentes ciclistas para el viernes, día 15, y el delegado del Gobierno ya había pasado por un control de la Guardia Civil el domingo día 10 en Serra, había convocado otra cumbre que se celebró el miércoles 14 con los alcaldes de las localidades afectadas en la zona de Safor y Marina y volvía a presentarse el fin de semana en nuevos controles en la zona de Oliva.

Y ahí está en las páginas de hoy la firma de los 84 millones para ferrocarril Sagunt-Zaragoza. O la apertura de la mitad de la variante de Font de la Figuera. Por poner solo dos ejemplos de ayer.

Y esas apariciones estelares siempre despiertan recelos, especialmente en su propio partido, por mucho que Moragues se empeñe en negar ambiciones políticas. Gandia es Gandia. Su pueblo. En el que se afilió al PP hace dos años. Y por allí ha pasado a regenerar playas, eliminar conexiones viarias conflictivas...

Que cada uno piense lo que quiera.

Compartir el artículo

stats