No es la pirámide del Louvre, pero la instalación de Adrián Torres en la explanada del IVAM busca el mismo efecto, dar la bienvenida con un impacto cautivante. Igual que las cabezas monumentales de Manolo Valdés en el lago de la Ciudad de las Artes. Hace tiempo que las nuevas tendencias claman para ocupar la calle, salir al encuentro de la gente. Mientras el IVAM arriesga, Valdés es éxito asegurado. Pero ambas acciones mantienen el mismo defecto, cierran de noche. La fresca estival valenciana coincide con la caída del sol, momento en que la plazuela de Guillem de Castro se queda a oscuras, mientras el escenario futurista de Calatrava se convierte en un apagado desierto cuando sale la luna. En Bruselas, nuestra capital comunitaria, seguro que el IVAM y los templos calatravianos estarían rodeados de coquetas terrazas donde pasar una agradable velada junto a las figuras valdesianas y las transiciones geométricas modernas.
Ese tan cacareado turismo cultural al que tendemos debe tratar bien el visitante exigente, así que igual hay que cambiar el caduco horario de visitas en verano y adaptarlo a las nuevas necesidades, esas que adivina todo el mundo menos algunos arcaicos de Ciutat Vella.
Nuestra capacidad de autoaniquilamiento sigue intacta, con tendencia alcista. Igual que somos desconsiderados con los artistas propios, todavía mantenemos una mentalidad agraria sobre el espacio urbano. Tomàs Llorens sostiene que Manolo Valdés y Santiago Calatrava son nuestros dos grandes genios del arte contemporáneo que mejor hemos maltratado. Gracias a la iniciativa privada de vocación pública -la Fundación Hortensia Herrero-, el arte de Calatrava y Valdés están por primera vez juntos. Esa imagen de la València cosmopolita va a dar la vuelta al mundo. Sólo falta que las autoridades públicas no molesten y se unan a la fiesta. Espero más de ese renacimiento cultural que de aquel plan bianual del Consell del Botànic, convertido rápido en papel seco al ser redactado por un burócrata. La próxima semana se abre el Centre d´Art de Bombas Gens, otra iniciativa de notorio mecenazgo cultural y ciudadano. Más madera.
