La "Festa de Sant Joan", de origen pagano, se asocia al solsticio de verano, la noche más corta el día más largo, y las hogueras se encienden para dar mas fuerza al sol que desde ese día se hace más débil, y la luz del día se reduce lentamente. Costumbre en especial arraigada en el Mediterráneo, lo es en Europa, en otros confines dispares como Portugal, Escandinavia o el Reino Unido. En nuestro caso, si las Fallas lo son en València, con motivo del equinoccio de Primavera, "que exigent que ve la Primavera,€ tinc por que es cremi dintre la foguera", canta Maria del Mar Bonet, las hogueras, "les fogueres", las verberas, "les revetlles", lo son principalmente en Alacant y Catalunya.

"La nit de Sant Joan", canta Sisa, "és nit d´alegria. Estrellat de flors, l´estiu ens arriba,€ les flames del foc la nit tornen dia". Hermosa descripción de una hermosa noche. Es en la "Fiesta" que canta Serrat, cuando, en la noche mágica de San Juan, "el noble y el villano, el prohombre y el gusano, bailan y se dan la mano", mientras, más tarde, "con la resaca a cuestas, vuelve el pobre a su pobreza, vuelve el rico a su riqueza,€, el sol nos dice que llegó el final, por una noche se olvidó que cada uno es cada cual, que se acabó la fiesta".

Ya en junio de 1907, hace de ello 110 años, Joan Maragall, lo describía así, "ja les podèu fer ben altes les fogueres d´aquest any, cal que brillin lluny i es vegin els focs d´aquest Sant Joan. Cal que´s vegin de València, de Ponent i de Llevant,€, remembrant els fils den vetlla les memòries del passat, les fiances del pervindre i el misteris de l´atzar,€, i el crit d´una sola llengua s´alci dels llocs més distants, omplint els aires encesos d´un clamor de llibertat". Es la luz de las hogueras la que ilumina los deseos de libertad, individual y colectiva, de quienes saltan sobre ellas. Es en el fuego de la llama donde los sueños se vuelven realidad. Es la noche de San Juan donde también permanece nuestra identidad.