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Flúor femenino

Con el álgido estacional de temperaturas me encuentro en el lugar sagrado del hogar que es el sofá. Bajo el aire artificial, permanezco en modo prevención, sabiendo que ya está a punto de llegar. Al igual que bajan los embalses, disminuye la oferta en mi pantalla. Es la tradicional sequía televisiva que asola las noches de canícula para aquel que permance en la ciudad. Como cada verano vendrá una ola de ahorro y servicios mínimos de entretenimiento que dejará la parrilla de las cadenas generalistas, con las brasas frías a base de reposiciones y formatos «low cost».

Y de repente, en medio de este panorama catódico desolador, descubro un oasis que llenará, mientras dure la temporada, las noches de sofá. Los pensamientos de espectador pesimista se convierten en todo alegría y explosión de color. De repente llega Netflix, otra vez, y me incluye en esos diez euros, que tan a gusto pago cada mes, una de esas series para practicar el «binge-watching». No es nada obsceno, el anglicismo se refiere a la acción de devorar capítulos en serie hasta no poder más...

«Glow» se llama la criatura que tiene todos los ingredientes para hacerme gozar. Comedia, drama y dosis elevadas de los ochenta: Flúor, cardados, calienta pies, lycra, morado, rosa, todo muy fucsia, neón a más no poder, casetes donde suenan Scorpions, Bonnie Tyler y mujeres. Ellas luchan en un ring de pressing catch para sobrevivir y de paso entretener a una sociedad que se lo pone difícil.

Una divertida reivindicación feminista al estilo Melanie Griffith en «Armas de mujer» donde ellas son más, lo que pasa es que no les dejan. Una reflexión para darse cuenta que la laca permanece y la desigualdad también. Fascinante.

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