Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Agosto

Hace tres días que la ciudad está desierta. Después del éxodo vacacional, por el corazón de València, a veces tengo la sensación de que sólo quedamos dos, los turistas con bañador y toalla a cinco kilómetros de la playa y yo. Al llegar a casa por la tarde no hay bar abierto en 300 metros a la redonda, ni quiosco donde recargar el bonobus.

Un autobús, que por cierto, normalmente tarda mucho en llegar, y en este tórrido mes lo tengo que esperar todavía más, demasiado y con más calor. Más tiempo y más grados, es la condena de frecuencia de paso con la que tenemos que vivir los que habitamos sin conducir. Y del sofoco al frío, casi polar, con el que me encuentro en el interior del transporte público hasta llegar a mi destino. Después bajo, piso el asfalto que quema , para entrar en el trabajo donde me encuentro con el aire helado, otra vez y me acostumbro estoicamente al cárdigan en agosto.

Así es el verano en la ciudad para el Rodríguez. También hay tranquilidad, mucha, y en la tele también, con toda esa carestía que trae la calima. El refrito televisivo es el rey de temporada, los segundos sustituyen a las estrellas y algunos programas nacen estrellados en la propuesta generalista. Y precisamente es el refrito el que me esboza una sonrisa en el prime time. La alegría se llama «Viaje al centro de la tele», hasta el corazón del inmenso archivo de TVE con la voz conductora de Santiago Segura. Una fiesta del «revival» que nunca termina con todo lo que han visto esos 60 años de existencia televisiva.

Últimamente hay que buscar para ver cosas interesantes, por eso es bueno echar la vista atrás en estos días de estío, mientras espero que llegue septiembre, para recordar que hubo un tiempo en el que nuestra pantalla pública fue mucho...

Compartir el artículo

stats