Uno de los puntos del informe de la comisión de expertos de la reforma del modelo de financiación autonómica que más debate ha suscitado es el que hace referencia a la reestructuración de la deuda. La posición mayoritaria descarta la posibilidad de quitas, si bien acepta que «podría ser aconsejable acometer una reestructuración transparente de la deuda de las CCAA con el Estado, supervisada por el Banco de España y la AIReF, ampliando los plazos de forma razonable, añadiendo en su caso nuevos períodos de carencia y fijando unos tipos de interés favorables, que en ningún caso podrían suponer una bonificación respecto del coste medio de la deuda del Estado». La posición minoritaria, entre la que se encuentra la del experto de la Comunitat Valenciana, considera que una vuelta al mercado requiere una reducción de la deuda, lo que conlleva quitas.

Los valencianos nos «jugamos» mucho en este tema teniendo en cuenta que somos la CCAA;: a) con mayor deuda en relación al PIB (41,5%, 44.111 millones de euros); b) la peor financiada, es decir, a la que el modelo de financiación le aporta los menores ingresos por habitante ajustado (en 2015, un 7,5% menos que la media de las CCAA de régimen común); y c) la que tiene el mayor volumen de deuda histórica (15.239 millones de euros, acumulados entre 2002 y 2016), que es la que tiene su origen en la infrafinanciación sufrida desde hace años.

Los valencianos, con el voto particular de nuestro representante en la comisión de expertos, lo que reclamamos es que como mínimo se condone la deuda que tiene su origen en la infrafinanciación que llevamos padeciendo desde hace muchos años, y que ha dado lugar, según información de la comisión, a una deuda histórica que explica el 35% de la deuda pública de la Comunitat Valenciana.

Varios son los motivos que justifican condonar parte de la deuda pública de los valencianos:

1. La comisión de expertos reconoce que la Comunitat Valenciana está infrafinanciada, de lo que se deriva que una parte de la deuda pública valenciana (la denominada histórica) tiene su origen en una insuficiencia de ingresos. Aceptar la existencia de la infrafinanciación implica reconocer la existencia de una deuda histórica, por lo que está más que justificado reparar con una quita una injusticia.

2. Uno de los objetivos de la reforma del sistema de financiación autonómica es permitir que las CCAA pueden financiarse de nuevo en los mercados, poniendo fin a los mecanismos extraordinarios habilitados en el pasado. Pero para que los inversores estén dispuestos a acudir a las emisiones de deuda en condiciones razonables de precio (tipo de interés), la ratio deuda/ingresos corrientes debe situarse en niveles por debajo del 180%, lo que es imposible sin una condonación de parte de la deuda. Así, esa ratio es del 392% en la Comunitat Valenciana (la mayor de todas las CCAA), por lo que es imposible la vuelta a los mercados sin una quita.

3. Algunos miembros del comité de expertos se oponen a la condonación de la deuda invocando un problema de riesgo moral (es decir, si se rescata a una comunidad perdonándole parte de la deuda, tendrá un incentivo a seguir endeudándose en el futuro). Es un principio que nadie discute si el origen del endeudamiento es un exceso de gasto, ya que obviamente no sería justo perdonar esa deuda. Pero otra cosa bien distinta es condonar la deuda cuyo origen está en la infrafinanciación. Los valencianos no reclamamos que se nos perdone la deuda cuyo origen está en gastos superfluos del pasado (que seguro los ha habido), sino exclusivamente la que tiene su origen en la infrafinanciación. Es llamativo que un miembro de la Comisión a propuesta del Estado se posicione en contra de las quitas, cuando en un documento de 2002 proponía «la asunción por parte del Estado de aquella parte de la deuda autonómica que refleje deficiencias de financiación en el pasado».

4. La parte mayoritaria de la comisión de expertos son proclives a una reestructuración de la deuda consistente en alargar los periodos de vencimiento y fijar un tipo de interés favorable. Pero dado el elevado nivel de endeudamiento de algunas CCAA (como la valenciana) eso no les permitirá acceder de nuevo a los mercados, por lo que esa forma de reestructuración es incompatible con uno de los objetivos de la reforma del modelo de financiación.

5. Si la reestructuración no incluye una quita, las generaciones futuras de ciudadanos valencianos tendrán que soportar mayores impuestos y/o beneficiarse de un menor gasto en servicios públicos (sanidad, educación, protección social, etc.), ya que solo con elevados superávits presupuestarios sería posible reducir la ratio deuda/PIB. Sin una quita, es misión imposible alcanzar semejantes niveles de superávit. Además, los intereses a pagar por la elevada deuda acumulada hipotecarán una parte sustancial de los ingresos públicos, en detrimento del estado del bienestar.

6. Desgraciadamente, el Gobierno Central ha pospuesto a 2018 la reforma del sistema de financiación autonómica, por lo que la infrafinanciación que sufrimos los valencianos se alarga un año más. La deuda histórica seguirá así aumentado, lo que añade razones para que no la asuman los valencianos.

7. Condonar la deuda histórica valenciana de forma que sea asumida por el Estado no afecta al nivel de deuda pública española (la deuda autonómica ya forma parte de la misma), por lo que no afecta a la sostenibilidad de la deuda pública española, ni por tanto a sus condiciones de financiación. La quita solo cambia la titularidad de la deuda, que en lugar de ser de los valencianos, pasaría a ser del Estado. Si son las deficiencias de los sucesivos modelos de financiación el origen de la infrafinanciación de algunas CCAA, debe ser el Estado el que asuma las consecuencias y repare el daño ocasionado.

En resumen, reparar la injusticia histórica reconocida de la infrafinanciación que llevamos sufriendo los valencianos desde hace demasiados años implica, no solo reformar el sistema de financiación, sino además condonar la deuda cuyo origen está en esa infrafinanciación. La injusticia persistirá si son las generaciones futuras de valencianos las que tengan que asumir la carga de esa deuda en forma de mayores impuestos y/o un menor estado del bienestar.