Sorprende ver cómo aún hay políticos y científicos que se aferran a negar la evidencia. Aún tienes que escuchar o leer que esto del cambio climático es un camelo. Hasta el gobierno actual ha tenido que cambiar su postura de hace unos años y hoy se muestra defensor activo de las políticas de reducción del cambio climático. Bueno, al menos el Ministerio de Medio Ambiente, porque aún queda mucho para que el cambio climático se convierta, como debiera, en principio rector del resto de políticas socio-económicas y territoriales. Pero algo se ha avanzado. Aun así, cuesta comprender, desde la ciencia, que se quiera negar una evidencia cada vez más sustentada en datos climáticos. El clima de 2017 en España, y especialmente en el sur y este peninsular, no es el mismo ambiente permanente que se tenía en estos territorios hace treinta años. Y la causa parece estar clara. Los vaivenes de actividad solar, por si solos, ya no explican la subida de temperaturas que desde entonces se viene experimentando. Puede quedar la duda de la evolución futura de estas condiciones climáticas. Es cierto que los modelos, aunque han mejorado mucho en los últimos años, sólo son modelos y marcan apenas tendencias. No podemos esperar predicciones certeras para los próximos cincuenta o cien años. Pero cada vez tendremos mejores resultados de esta modelización climática. A aquellos que desconfían, desde la ciencia, de este proceso, yo les pediría que me aclarasen estas preguntas: ¿Por qué han subido las temperaturas en todo el mundo y en España de forma constante, con sus vaivenes, desde 1980? ¿Si no ha cambiado el balance energético planetario en su componente terrestre, como se puede explicar esta subida de temperaturas?, ¿Por qué el mas Mediterráneo se está calentando de forma progresiva desde 1980? ¿Por qué están cambiando los patrones estacionales de lluvia en amplias zonas de España? ¿Por qué se han triplicado las noches tropicales en numerosas poblaciones del litoral mediterráneo español desde 1980? ¿es sólo el efecto urbano, como se dice?. Si las respuestas a estas cuestiones me convencen, por estar avaladas con datos, entonces podre dudar de una hipótesis que cada vez, en mi opinión, es menos contestable.