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La Tercera Vía y las leyes de pobres

Resulta bochornoso leer hoy algunas de las cosas afirmadas por los propagandistas de la llamada Tercera Vía para justificar las reformas acometidas por Berlín para reducir el coste del modelo social alemán.

Hay un buen ramillete de frases salidas de la boca del ex canciller alemán Gerhard Schroeder y de la de otros políticos que abrazaron las reformas de la Agenda 2010 (1), imitadas luego con mayor o menor fortuna por otros países.

"Los costes salariales han alcanzado un nivel que ya no es soportable para los asalariados y que impide a los empleadores generar actividad (€) Vamos a tener que recortar el gasto del Estado, promover la responsabilidad individual y exigir más esfuerzo por parte de todos." (Gerhard Schroeder).

"Quien promete al pueblo prosperidad sin esfuerzos abre la puerta a una nueva decadencia romana." (Guido Westerwelle, difunto líder del Partido Liberal y vicecanciller).

"La miseria no es la pobreza del monedero, sino la pobreza del espíritu. A las clases inferiores les falta cultura". (Walter Wüllenwehr, editorialista del semanario alemán Stern).

"Si usted se lava y afeita, encontrará trabajo". (Kurt Beck, presidente del Partido Socialdemócrata alemán dirigiéndose a un desempleado). "El derecho a la pereza no existe en nuestra sociedad". (Gerhard Schroeder).

La lista (2) es larga y, al leerla, no puede uno evitar pensar en las tristemente famosas "leyes de pobres" de Inglaterra, cuyas consecuencias tan magistralmente estudió el austriaco Karl Ponanyi en su obra ya clásica "La Gran Transformación".

Aquellas leyes de pobres obedecían a la preocupación de las autoridades por la proliferación de vagabundos como consecuencia de los llamados "cercamientos" (enclosures): multitud de terrenos comunales fueron divididos, repartidos y cercados para pasar a manos privadas.

A finales del siglo XV, en plena época Tudor, se aprobó un estatuto que ordenaba a los oficiales apresar a los vagabundos, en su mayoría campesinos expulsados de sus aldeas, y colocarlos en cepos, castigo que sería luego sustituido por tandas de azotes.

Bajo el reinado de Enrique VIII se introdujo una modificación importante al distinguirse entre pobres impotentes, bien fuera por enfermedad, bien por vejez, y mendigos sanos y robustos, capaces por tanto de trabajar.

A los primeros les estaba permitido pedir limosna, pero los segundos estaban obligados a encontrar trabajo y, si no tenían suerte en su búsqueda, no les quedaba otra alternativa que delinquir o morirse de hambre.

Hoy se utilizan otro tipo de mecanismos para disuadir a la gente del "derecho a la pereza" tan elocuentemente defendido, frente al productivismo capitalista, por el teórico Paul Lafargue.

Y uno de esos mecanismos legales es la citada Agenda 2010 de Gerhard Schroeder, desarrollada en las leyes Hartz, que, con la pretensión de "proteger a los débiles sin convertirlos en dependientes crónicos del Estado", han permitido sobre todo desregular el mercado laboral.

El resultado es la proliferación de miniempleos mal pagados, la supresión de los límites en la contratación de trabajo temporal y las subvenciones a las empresas que ofrecen ese tipo de trabajo si contratan a desempleados de larga duración.

Como señala el periodista Olivier Cyran, Hartz IV "funciona como una agencia de trabajo precario obligatorio". Hay que aceptar cualquier trabajo, aunque esté mal pagado. Es por eso por lo que gusta tanto a la patronal.

(1) Agenda 2010: Conjunto de reformas sociales propuestas por Peter Hartz y llevadas a la práctica por el canciller Schroeder entre 2003 y 2005.

(2) Recopilada por Le Monde Diplomatique.

(3) Llamadas leyes Hartz por el nombre del presidente de la comisión que las elaboró y propuso: el ex directivo de Volkswagen Peter Hartz.

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