Puigdemont, Junqueras, Forcadell, Gabriel... piensan que tienen todo el respaldo de los catalanes para tirarse a la calle a manifestarse. Y si no lo tienen ellos los buscarán o pagarán para que se manifiesten y tomen las calles. El hecho de mandar una carta a los alcaldes de los 947 ayuntamientos ya es una desobediencia al Constitucional. Y señalamiento por si se niegan. Sabiendo que los condena a una inhabilitación futura. Piensan estos húmedos cerebros que la calle y las manifestaciones les cubrirán de su golpe de Estado a la Constitución. Cuando no es así. La actuación de las masas como dijera Ortega y Gasset, tiene conciencia y responsabilidad individual.

Para ser un Estado independiente tendrían que tener un Ejército que no tienen que pueda salir a la calle en un momento determinado. Los carlistas, con un ejército, se pasaron cien años de guerra y no la ganaron. La II República con un ejército no le ganó a Franco. El Estado catalán duró 11 horas. Es decir, que aquí gana quien tiene las fuerzas armadas y el poder ejecutivo..

Por otra parte, yo no me atrevería nunca a desobedecer al Tribunal Constitucional, cuyas sentencias van a misa, y luego no hay nada que le pueda perdonar. Desafiar al TC, al Estado de derecho, los procedimientos democráticos y saltarse la Constitución es el camino más fácil de caer por el precipicio. El Parlamento catalán representa a una comunidad autónoma; puede decir que es nación o Estado, que es como si yo dijera que soy el tío más guapo del mundo. Las mentiras, por mucho que se repitan, no se convierten en verdades, sobre todo en Derecho.

Los gobiernos catalanes han hecho una bola mental y se han puesto a vender flores en el Polo Norte y frigoríficos en la Antártida. Tomaron como bandera vehicular la lengua, que está muy bien: en Suiza se hablan cuatro lenguas, en Bélgica, dos, en Gran Bretaña dos, en Europa casi todos hablan inglés. Pero el hecho de tener una lengua propia no da derecho a ser nación. También tienen lengua propia los vascos, gallegos, baleares, valencianos, e incluso andaluces.

Las equivocaciones se pagan y todos aquellos que se han portado dictatorialmente y han sido intolerantes, serán castigos, en primera línea de frente por el gobierno de Rajoy, y en segunda línea en futuras elecciones autonómicas, pues no creo que el pueblo catalán sea tan inocente, ingenuo o estúpido como para dejarse gobernar como una república bananera por esos antidemócratas de Puigdemont, Junqueras, Forcadell o Gabriel. Cataluña forma parte indivisible del Estado español. Ellos no pueden decidir sobre lo que no es suyo. Porque el pueblo español es soberano de todos sus territorios bajo una Constitución que costó mucho sudor y lágrimas.