Hemos descubierto de golpe que estamos todos dentro de una terrible sequía, pero eso sólo es un nombre, conviene conocer también los apellidos. La sequía pluviométrica es la caída de la precipitación por debajo de la media esperada, pero también eso es variable porque en el tercio norte de España, con clima oceánico, una caída del 20% ya supone un problema. En las grandes cuencas que drenan las mesetas y las grandes depresiones interiores y sus relieves periféricos caídas del 30 al 40% son ya significativas y en las cuencas mediterráneas se habla de serios problemas cuando la precipitación baja ya del 50% de una media que pocas veces se da con regularidad. Esas sequías ya afectan a los cultivos de secano. Pero si la sequía es sólo pluviométrica, si no dura mucho y no empieza a afectar al abastecimiento y a la disponibilidad de agua para el riego, si no se convierte en hidrológica, muchos ciudadanos no perciben que haya tal sequía. Eso es lo que está empezando a pasar ahora en una buena parte de España y, si no empieza a llover en las próximas semanas -en verano era impensable que eso pasara- por encima de la media en todas esas cuencas, la sequía hidrológica no se terminará. En los últimos años una buena parte del sudeste arrastraba una sequía pluviométrica brutal pero no era demasiado reseñada porque ya es algo bastante estructural aquí y porque las cabeceras de los ríos mediterráneos que nacen fuera de este entorno (Turia, Júcar o Segura) sí estaban bien abastecidas o lo estaba la del Tajo, fundamental para el principal trasvase entre cuencas de España. El resto de España vivía feliz porque no padecía sequia y una buena parte de los mediterráneos también porque tenían agua para uso urbano y de regadío. Es curioso, porque desde finales de 2016 y principios de 2017 el lugar con menos déficit pluviométrico respecto a la media, que no en números absolutos, ha sido el habitualmente más seco, pero la sensación es ahora también aquí de sequía extrema porque los embalses están vacios y porque el trasvase es casi inviable. El otro día parecía una noticia que reclamaba desde el sur de Alicante infraestructuras para llevar el agua sobrante almacenada en los pequeños embalses del norte de la provincia, llenos, gracias a las lluvias invernales, pero extremadamente vacíos hace un año y con algunos de sus pueblos abastecidos por cubas. Sinceramente, no sé qué broma es esta y que falta de conocimiento de la realidad climática y geográfica de cada uno.