Vuelve a hablarse del tema del agua en España. La falta de lluvias y el descenso de las reservas hídricas en los embalses han devuelto el asunto a los titulares de prensa. El fantasma de la sequía reaparece tras un periodo de casi un decenio en el que las cosas no habían ido mal en el régimen pluviométrico. A ver lo que sucede el resto del otoño, porque a pesar de que octubre está siendo muy seco, las cosas aún pueden mejorar en noviembre. En cualquier caso, recupero aquí una idea que ya llevo años sugiriendo y que, para un país como España en general y para su vertiente mediterránea en particular, debería ponerse en práctica cuanto antes. Se trata del aprovechamiento del agua de lluvia mediante su recogida y almacenamiento. Muy pocos edificios o viviendas de nuestro país tienen sistemas de este tipo. Pero sus beneficios son múltiples y es mucho más sencillo de lo que pueda parecer. Se trata de impedir que el agua de lluvia que cae en pueblos y ciudades se pierda por las bajantes y alcantarillas. En lugar de eso debería almacenarse en depósitos o aljibes, bien en sótanos o en azoteas. He visto a particulares que lo hacen en sus viviendas unifamiliares en el campo, pero quizá sea el momento de que ayuntamientos y otras instituciones se planteen promover esta iniciativa para implantarla en el ámbito urbano. Opino, además, que en los edificios de nueva construcción debería exigirse en el proyecto la instalación de sistemas de este tipo para que cada uno cuente con un depósito que recoja el agua de pluviales.