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Agua, por favor

Me pregunto cuánto tiempo llevaba el productor de cine Harvey Weinstein abusando, supuestamente, de las aspirantes a estrellas, estrellitas o estrelladas de Hollywood. Algo parecido a lo del sinvergüenza de Canal 9, Vicente Sanz. Lo digo porque uno de los rasgos del valor es la prontitud de la respuesta y hay un silencio largo, muy largo, entre los primeros abusos sospechados y esta denuncia tan clamorosa y general como repentina, tanto que tiene algún rasgo de caza de brujas. El Universo empieza de nuevo, se resetea, cada diez minutos, le oyó decir Jaume Sisa a un pastor de los Pirineos. Diez minutos es, también, lo que tarda en volver Salem. Las brujas de Salem tuvieron menos suerte que las de Zugarramurdi y acabaron socarradas.

Mientras tanto en Francia se plantean una ley contra el piropo, ignoro con que límites o elementos agravantes. Por tratarse de Francia me gustaría que se penara la falta de finura o inteligencia, pero me temo que las cosas no van por ahí. Van por donde aquel grupo de enloquecidas que pretendían el secuestro del calendario erótico de Turia investidas con las prerrogativas del poder judicial. Incluso hay quien se plantea, seriamente, no acabar con las formas más desfachatadas de la explotación de la mujer, sino con la misma prostitución. Les recuerdo a quienes profesan la fe en la revolución (general o sectorial) que, según Michel Foucault, es el amo el que habla a través de sus anhelos y que, tal vez, se merezcan encontrarlo. No, nadie se merece eso.

Entre unos y otras quizás logren que el deseo sexual vuelva a ser algo oculto y obstaculizado, nocturno y acechante, lo que, de todos modos, suena más prometedor que una circunspecta y blanqueada recepción en la embajada de Suecia. No, gracias. Incluso hay quien sostiene la existencia de un «feminismo islámico» que a mí me suena a salero belga o a sequía acuática. Cierto que Mahoma fue un gran reformador social: sacó a las mujeres del universo objetual y les dio algún derecho y crédito, pero eso fue en el siglo VII y esta sequía parece que no se va a acabar.

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